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martes, abril 17


Domingo 22 de abril, 11 hs.
 
Misa de alabanza y Sanación
   
Santuario Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa
 
Del Mangrullo 1070
Entre La Rastra y El Ombú
Barrio Parque Sumampa
Villa Udaondo, Ituzaingó
   
Organiza la comunidad de Sumampa junto con la comunidad orante estrellitas de Jesús, grupo de oración espontánea de Soledad Mariana. Movimiento de espiritualidad Mariana Contemplativa
 
¡Los esperamos!
 Luego de la Misa compartimos el almuerzo a la canasta...

lunes, abril 16

Encuentro de Soledad Mariana PERU.

Lo vivido en Lima.

El 22 de marzo en un grupo formado por Patricia y José Canullo, Päncha Schoeffer, Yoli Blanco, Marcela Romat y Raquel Ezcurra, partimos a Lima en un viaje de visita hasta el dia 27 ,donde fueron días de encuentro y comunión.
Como verdaderos hermanos unidos en María ,todo fue vivido en amoR solidario; desde la acogida en el aeropuerto de Aidita, Kety y Tena, hasta lo compartido en comunión orante en los distintos hogares y en la Parroquia de San Nicolás en Chorrillos  junto al padre Luis.

Recibimos el calor de pertenecer a un mismo cuerpo donde el espíritu de cada uno podía abrazarse en la fraternidad que anima nuestro Movimiento.
Durante la Eucaristía, las Adoraciones, la charla de José acerca de la Búsqueda en el Amor, todo compartido desde el corazón, vivimos momentos de hondura y mucha Gracia.
La escucha atenta y generosa de Patricia en cada uno de los encuentros, sobre todo en lo que se requería para la formación y organización  del Moviemiento y su camino en Perú. Fue un canal de comunicación donde la cercanía fue muy valiosa.
Agradeciendo al Señor por la Gracia de este encuentro , "Tras las huellas de María" , emprendimos el regreso en la certeza de que, unidos en la diversidad, podemos caminar como verdaderos discípulos misioneros, en lo que El nos llame.
El afecto de nuestros hermanos de Perú es realmente indescriptible!!!!

Yoli Blanco y Raquel Ezcurra

domingo, abril 15

Texto completo de la Homilía del Beato Juan Pablo II

"Dad gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia" (Sal. 118, 1).


Así canta la Iglesia en la  Octava de Pascua, casi recogiendo de labios de Cristo estas palabras del Salmo; de labios de Cristo resucitado, que en el Cenáculo da el gran anuncio de la misericordia divina y confía su ministerio a los Apóstoles: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. (...) Recibid el Espíritu Santo: a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos." (Jn 20, 21-23)

Antes de pronunciar estas palabras, Jesús muestra sus manos y su costado. Es decir, señala las heridas de la Pasión, sobre todo la herida de su corazón, fuente de la que brota la gran ola de misericordia que se derrama sobre la humanidad. De este corazón sor Faustina Kowalska, la beata que a partir de ahora llamaremos santa, verá salir dos haces de luz que iluminan el mundo: "Estos dos haces -le explicó Jesús mismo- representan la sangre y el agua" (Diario, 299).

1 ¡Sangre y agua! Nuestro pensamiento va al testimonio del evangelista San Juan, quien, cuando un soldado traspasó con su lanza el costado de Cristo en el Calvario, vio salir "sangre y agua" (Jn 19, 34). Y si la sangre evoca el sacrificio de la cruz y el don eucarístico, el agua, en la simbología joánica, no sólo recuerda el bautismo, sino también el don del Espíritu Santo (cf. Jn 3, 5; 4, 14; 7, 37-39).
La misericordia divina llega a los hombres a través del corazón de Cristo crucificado: "(...) Hija mía, di que soy el Amor y la Misericordia Mismos" pedirá Jesús a sor Faustina (Diario, 1074). Cristo derrama esta misericordia sobre la humanidad mediante el envío del Espíritu que, en la Trinidad, es la Persona-Amor. Y ¿acaso no es la misericordia un "segundo nombre" del amor (cf. Dives in misericordia, 7), entendido en su aspecto más profundo y tierno, en su actitud de aliviar cualquier necesidad, sobre todo en su inmensa capacidad de perdón?
Hoy es verdaderamente grande mi alegría al proponer a toda la Iglesia, como don de Dios a nuestro tiempo, la vida y el testimonio de sor Faustina Kowalska. La Divina Providencia unió completamente la vida de esta humilde hija de Polonia a la historia del siglo XX, el siglo que acaba de terminar. En efecto, entre la primera y la segunda guerra mundial, Cristo le confió su mensaje de misericordia. Quienes recuerdan, quienes fueron testigos y participaron en los hechos de aquellos años y en los horribles sufrimientos que produjeron a millones de hombres, saben bien cuán necesario era el mensaje de la misericordia.
Jesús dijo a sor Faustina: "(...) La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia" (Diario, 300). A través de la obra de la religiosa polaca, este mensaje se ha vinculado para siempre al siglo XX, último del segundo milenio y puente hacia el tercero. No es un mensaje nuevo, pero se puede considerar un don de iluminación especial, que nos ayuda a revivir más intensamente el evangelio de la Pascua, para ofrecerlo como un rayo de luz a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

2 ¿Qué nos depararán los próximos años? ¿Cómo será el futuro del hombre en la tierra? No podemos saberlo. Sin embargo es cierto que, además de los nuevos progresos, no faltarán, por desgracia, experiencias dolorosas. Pero la luz de la misericordia divina, que el Señor quiso volver a entregar al mundo mediante el carisma de sor Faustina, iluminará el camino de los hombres del tercer milenio.
Pero, como sucedió con los Apóstoles, es necesario que también la humanidad de hoy acoja en el cenáculo de la historia a Cristo resucitado, que muestra las heridas de su crucifixión y repite: "Paz a vosotros". Es preciso que la humanidad se deje penetrar e impregnar por el Espíritu que Cristo resucitado le infunde. El Espíritu sana las heridas de nuestro corazón, derriba las barreras que nos separan de Dios y nos desunen entre nosotros, y nos devuelve la alegría del amor del Padre y la de la unidad fraterna.

3 Así pues, es importante que acojamos íntegramente el mensaje que nos transmite la palabra de Dios en este segundo domingo de Pascua, que a partir de ahora en toda la Iglesia se designará con el nombre de "domingo de la Misericordia Divina". A través de las diversas lecturas, la liturgia parece trazar el camino de la misericordia que, a la vez que reconstruye la relación de cada uno con Dios, suscita también entre los hombres nuevas relaciones de solidaridad fraterna. Cristo nos enseñó que "el hombre no sólo recibe y experimenta la misericordia de Dios, sino que está
llamado a "usar misericordia" con los demás: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt 5, 7)" (Dives in misericordia, 14). Y nos señaló, además, los múltiples caminos de la misericordia, que no sólo perdona los pecados, sino que también sale al encuentro de todas las necesidades de los hombres. Jesús se inclinó sobre todas las miserias humanas, tanto materiales como espirituales.
Su mensaje de misericordia sigue llegándonos a través del gesto de sus manos tendidas hacia el hombre que sufre. Así lo vio y lo anunció a los hombres de todos los continentes sor Faustina, que, escondida en su convento de Lagiewniki, en Cracovia, hizo de su existencia un canto a la misericordia: "Misericordias Domini in aeternum cantabo".

4 La canonización de sor Faustina tiene una elocuencia particular: con este acto quiero transmitir hoy este mensaje al nuevo milenio. Lo transmito a todos los hombres para que aprendan a conocer cada vez mejor el verdadero rostro de Dios y el verdadero rostro de los hermanos.
El amor a Dios y el amor a los hermanos son efectivamente inseparables, como nos lo ha recordado la primera carta del apóstol san Juan: "En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos" (1 Jn 5, 2). El Apóstol nos recuerda aquí la verdad del amor, indicándonos que su medida y su criterio radican en la observancia de los mandamientos.
En efecto, no es fácil amar con un amor profundo, constituido por una entrega auténtica de sí. Este amor se aprende sólo en la escuela de Dios, al calor de su caridad. Fijando nuestra mirada en él, sintonizándonos con su corazón de Padre, llegamos a ser capaces de mirar a nuestros hermanos con ojos nuevos, con una actitud de gratuidad y comunión, de generosidad y perdón. ¡Todo esto es misericordia!
En la medida en que la humanidad aprenda el secreto de esta mirada misericordiosa, será posible realizar el cuadro ideal propuesto por la primera lectura: "En el grupo de los creyentes, todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía" (Hch 4, 32). Aquí la misericordia del corazón se convirtió también en estilo de relaciones, en proyecto de comunidad y en comunión de bienes. Aquí florecieron las "obras de la misericordia", espirituales y corporales. Aquí la misericordia se transformó en hacerse concretamente "prójimo" de los hermanos más indigentes.

5 Sor Faustina Kowalska dejó escrito en su Diario: "Experimento un dolor tremendo cuando observo los sufrimientos del prójimo. Todos los dolores del prójimo repercuten en mi corazón; llevo en mi corazón sus angustias, de modo que me destruyen también físicamente. Desearía que todos los dolores recayeran sobre mí, para aliviar al prójimo". ¡Hasta ese punto de comunión lleva el amor cuando se mide según el amor a Dios!
En este amor debe inspirarse la humanidad hoy para afrontar la crisis de sentido, los desafíos de las necesidades más diversas y, sobre todo, la exigencia de salvaguardar la dignidad de toda persona humana. Así el mensaje de la misericordia divina es, implícitamente, también un mensaje sobre el valor de todo hombre. Toda persona es valiosa a los ojos de Dios, Cristo dio su vida por cada uno, y a todos el Padre concede su Espíritu y ofrece el acceso a su intimidad.

6 Este mensaje consolador se dirige sobre todo a quienes, afligidos por una prueba particularmente dura o abrumados por el peso de los pecados cometidos, han perdido la confianza en su vida y han sentido la tentación de caer en la desesperación. A ellos se presenta el rostro dulce de Cristo y hasta ellos llegan los haces de luz que parten de su corazón e iluminan, calientan, señalan el camino e infunden esperanza. ¡A cuántas almas ha consolado ya la invocación "Jesús, en Ti confío" (Diario, 47), que la Providencia sugirió a través de sor Faustina! Este sencillo acto de abandono a Jesús disipa las nubes más densas e introduce un rayo de luz en la vida de cada uno.

7 "Misericordias Domini in aeternum cantabo" (Sal 89,2). A la voz de María santísima, la "Madre de la Misericordia", a la voz de esta nueva santa, que en la Jerusalén celestial canta la misericordia junto con todos los amigos de Dios, unamos también nosotros, Iglesia peregrina, nuestra voz.
Y tú, Faustina, don de Dios a nuestro tiempo, don de la tierra de Polonia a toda la Iglesia, concédenos percibir la profundidad de la Misericordia Divina, ayúdanos a experimentarla en nuestra vida y a testimoniarla a nuestros hermanos. Que tu mensaje de luz y esperanza se difunda por todo el mundo, mueva a los pecadores a la conversión, elimine las rivalidades y los odios, y abra a los hombres y las naciones a la práctica de la fraternidad. Hoy, nosotros, fijando, juntamente contigo, nuestra mirada en el rostro de Cristo resucitado, hacemos nuestra tu oración de abandono confiado y decimos con firme esperanza:

"Cristo, Jesús, en Ti confío".


sábado, abril 14

Domingo de la Divina Misericordia

Durante la canonización de Santa Faustina el 30 de abril del 2000, el Papa Juan Pablo II(*) le dio el título de Domingo de la Divina Misericordia al segundo domingo del tiempo de Pascua, el cual fue luego declarado oficialmente por el Vaticano.

(*) Fue el Día de la Divina Misericordia (2-4-2005) que el Padre llevó a su Encuentro definitivo con el Beato Juan Pablo II.


Santa Faustina Kowalska - canonización


"Gaude, Mater Poloniae...".
Alégrate, Madre de Polonia;
alegraos religiosas de la Bienaventurada Virgen María de la Misericordia,
porque ha sido elevada a la gloria de los santos nuestra sor Faustina.

El II domingo de Pascua 30 de abril del año 2000, el Santo Padre Juan Pablo II canonizó en la plaza San Pedro a la religiosa Faustina Kowalska, considerada co-fundadora espiritual de la Congregación de las Hermanas de la Beata Virgen María de la Misericordia, quien "escondida en su convento de Lagiewniki, en Cracovia, hizo de su existencia un canto a la misericordia: "Misericordias Domini in aeternum cantabo" ."No es un mensaje nuevo –decía el Santo padre en su Homilía-, pero se puede considerar un don de iluminación especial, que nos ayuda a revivir más intensamente el evangelio de la Pascua, para ofrecerlo como un rayo de luz a los hombres y mujeres de nuestro tiempo" …. mensaje consolador se dirige sobre todo a quienes, afligidos por una prueba particularmente dura o abrumados por el peso de los pecados cometidos, han perdido la confianza en la vida y han sentido la tentación de caer en la desesperación. A ellos se presenta el rostro dulce de Cristo y hasta ellos llegan los haces de luz que parten de su corazón e iluminan, calientan, señalan el camino e infunden esperanza. ¡A cuántas almas ha consolado ya la invocación "Jesús, en ti confío", que la Providencia sugirió a través de sor Faustina! Este sencillo acto de abandono a Jesús disipa las nubes más densas e introduce un rayo de luz en la vida de cada uno"
Agregaba el "Santo Padre Juan Pablo II "La divina Providencia unió completamente la vida de esta humilde hija de Polonia a la historia del siglo XX, el siglo que acaba de terminar. En efecto, entre la primera y la segunda guerra mundial, Cristo le confió su mensaje de misericordia. Quienes recuerdan, quienes fueron testigos y participaron en los hechos de aquellos años y en los horribles sufrimientos que produjeron a millones de hombres, saben bien cuán necesario era el mensaje de la misericordia" ….La canonización de sor Faustina tiene una elocuencia particular: con este acto quiero transmitir hoy este mensaje al nuevo milenio. Lo transmito a todos los hombres para que aprendan a conocer cada vez mejor el verdadero rostro de Dios y el verdadero rostro de los hermanos"


"Y tú, Faustina, don de Dios a nuestro tiempo,
don de la tierra de Polonia a toda la Iglesia,
concédenos percibir la profundidad de la misericordia divina,
ayúdanos a experimentarla en nuestra vida
y a testimoniarla a nuestros hermanos."

Queridos amigos en el Señor:

Quiero contar algo de mi presente.
Antes comienzo por algo de hace unos diez años. Fue cuando comencé a celebrar las Misas de alabanza y sanación. Yo buscaba como ayudar a la gente, especialmente a los humildes.
Buscaba donde ellos buscaban, hasta que llegué como a una fuente. A las Misas de alabanza y sanación. Fue en septiembre de 2002, en el Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, en San Justo.
Cuando comencé a celebrar estas Misas sentí que había encontrado, junto con la gente, aquello que buscaban, y también yo buscaba.
Era algo espiritual, una síntesis de vida: contemplación, solidaridad y alabanza.
Tantas veces Bernardo nos habló de la síntesis de espiritualidad de nuestro pueblo, tantas veces…
Ahí estaba, y yo con ellos.
Sentí que todo lo recibido en Soledad Mariana (SM) durante tantos tantos años… brotaba de mí, dándolo a los demás, a los muchos que estaban presentes todos los viernes a la mañana.
Así comenzaron estas Misas que llamamos de alabanza y sanación.
Ya han pasado nueve años.
Algo más: estas Misas son hondamente contemplativas porque son nuestras. Igual que son hondamente marianas.
Este año quiero tomarme unos días de retiro. Los necesito. El trabajo ha sido intenso. Quiero ponerme a tono con el ritmo. Quiero cuidar la contemplación que nos mueve. También aprovechar estos desiertos con el Señor para escribir en letra clara (es decir en la computadora) los diarios espirituales que escribí para mí en la década del 80. Siempre sentí que el camino de sanación que el Señor me regalaba podía ayudar también a otros. Este camino que llamo "Camino de salud" es lo que aparece en estos cuadernos que estoy pasando a mi PC. Y esto lo hago en estos retiros, lugar de silencio, oración y paseo también: cosas que alimentan el alma.
Este es mi camino, este mi presente. Se los comparto, como quien habla de sus hijos, de su trabajo, de sus sueños.

un abrazo grande y ¡feliz Pascua de Resurrección!  Martín

viernes, abril 13

martes, abril 10

¡FELIZ PASCUA!

Queridos todos en Soledad Mariana:

Deseo que juntos en esta Semana Santa tengamos los mismos sentimientos que Cristo Jesús.
Deseo que nos miremos como Jesús nos mira y que nos amemos como Jesús nos ama con eterna Misericordia.
Pidamos a Cristo Resucitado crecer en su Amor.
Felices Pascuas y que Dios los Bendiga, con cariño
Patricia Canullo
Coordinadora General

domingo, abril 8




¡¡¡F E L I Z   P A S C U A 
de  R E S U R R E C C I O N!!!

Domingo de Pascua

`EL FINAL SE LLAMA RESURRECCIÓN'


Cristo no acabó en la pasión ni en la muerte del viernes santo. ¡Resucitó! Esta es la gran novedad, que en esta noche cargada de anuncios, de gozo y de esperanza, rompe el silencio y rasga las tinieblas, para anunciarnos la Buena Noticia. Hace falta haber esperado tensamente, es preciso haber muerto y haber sentido la densidad de las tinieblas y del pecado, para poder percibir la novedad inmensa de una nueva esperanza, el gozo de una vida que nace o la alegría de una luz radiante que brota de la oscuridad. Quien no ha mirado de frente a la cruz del viernes santo, no puede ver tampoco la novedad de la resurrección.
Esta noche que para muchos es una más, para nosotros es la noche santa por excelencia, el quicio que divide a la historia en un antes y un después, el comienzo de un nuevo caminar hacia la luz y hacia la
vida. Ningún cristiano puede sentirse ausente de la alegría de esta noche. Debe ser para nosotros como la primera de nuestro nacimiento a la vida, pues no en vano renovamos nuestro bautismo. Necesitamos morir cada año, porque cada año tenemos necesidad de resucitar a la maravillosa novedad que hay en nosotros.


sábado, abril 7

Sabado Santo


SILENCIO CARGADO DE ESPERANZA

Hay acontecimientos en la vida que sólo pueden vivirse en el silencio. Ante ellos toda palabra puede resultar impúdica, porque arriesga con mancillar su solemne grandeza, su infinito misterio. Ningún acontecimiento como la muerte de Cristo en la cruz merece ese admirable, respetuoso y sobrecogedor silencio, cargado de sorpresa, hecho de deuda de amor, de vergüenza de pecado, de bochorno de cruz. El sábado santo es el día del gran silencio de la Iglesia, del gran temblor del corazón del mundo. No porque se desee que Dios calle, sino porque se quiere escuchar su grito con más fuerza. Cristo muerto y resucitado, fecunda las mismas entrañas de la tierra, y «desciende a los infiernos», para hacer surgir de su profundidad la voz y el corazón nuevo que cante la esperanza. Nadie ni nada habrá ya que no pueda amar, reclinándose, tembloroso y gozoso, sobre el silencio de un sepulcro que quedará vacío.

Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.