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lunes, septiembre 14

Comunidad Orante: Misión a Mexico (4)

Día CUARTO



Intenciones:

  • Por todos los hermanos mexicanos que, atraídos por la espiritualidad de Soledad Mariana, nos esperan en el monasterio de Ciudad Hidalgo para que María los tenga en el hueco de su manto.

Hoy especialmente recemos por las historias sagradas y la preparación al encuentro de:

      • Marisela Altamirano de Querétaro, Queretaro
      • Marisela Fuentes de Xalapa, Veracruz

  • Pidámosle a Simeón, ejemplo de hombre deseante fiel, que nos ayude a reconocer a María que nos trae al Niño, y que estemos dispuestos con la ayuda de María a acompañarlo y seguirlo a su Hijo, en todo.

María,

Dios te colmó de gracia

Para que fueras Madre de la Vida:

De Jesús y de la nuestra.


María reconciliadora, Tú, plenificada por el Espíritu Santo, vives la unidad del Misterio del Amor: Toda relativa a Dios y toda relativa a las personas.


Tú eres Madre Sacerdotal, oferente y ofrenda. De Ti nació quien nos trajo la vida y El te hizo Manantial de Su Vida para transformarnos a todos nosotros en un solo cuerpo, Su Cuerpo.


Reconcílianos a todos los hombres, varones y mujeres: negros y blancos, ricos y pobres, orientales y occidentales, los que tenemos distintas culturas, idiomas, costumbres, creencias. Que las diferencias nos enriquezcan y no nos separen. Que todas nuestras manos estén abiertas: para dar, el que tiene, y para recibir, el que no tiene.


Danos tu compasión para sufrir con el que sufre. Danos tu misericordia, para ser sensibles y prójimos de los más necesitados. Danos tu alegría para gozar con los logros ajenos. ¡Qué todos seamos uno, como Jesús y el Padre son Uno!


En ti, María, junto a Jesús, nuestra Cabeza, formemos una Comunidad de Vida y Amor. Que cada uno se vea y se sienta en el hermano. Que cada uno sepa ser el "tú" del que sufre soledad, desprecio, hambre, enfermedad, del que se queda sin vivienda, sin trabajo, que está sub-ocupado, sin familia, que sufre las consecuencias de una guerra, del que tiene cualquier necesidad. De esta sola manera viviremos ese "nosotros" que está en la misma esencia se nuestro ser. De esta sola manera formaremos una verdadera familia de hijos y hermanos.



Lectura del Evangelio:


"Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción.


Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor". También debían ofrecer en sacrificio y un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.


Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu fue al Templo y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios diciendo:


"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz,

como lo has prometido,

porque mis ojos han visto la salvación

que preparaste delante de todos los pueblos;

luz para iluminar a las naciones paganas

y gloria de tu pueblo Israel".


Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: Éste niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestará claramente los pensamientos íntimos de muchos´.


Había también allí una profetiza llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada e su juventud había vivido siete años con su marido, Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.


Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén." (Lc.2, 21-38)


"María, Madre nuestra Reconciliadora, ruega por nosotros".


Frase para meditar durante el día:


"El creyente goza sus alegrías y sus dolores y rechaza la vida indolora que ofrecen la propaganda del consumismo y los supermercados." (Gotas de sal y de sol: Bernardo Olivera, OCSO).

Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.