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miércoles, junio 22

UNA VISITA A MARIA DE GUADALUPE, por Pedro Nazar

Antes de iniciar el viaje ya fuí recibiendo distintas confirmaciónes que María me regalaba. Me fué preparando. La piedra angular fué un sermón espectacular sobre la presencia/ausencia de Jesús que me vino "como anillo al dedo" para seguir profundizando en ese "encuentro personal con Jesús" que estamos todos tratando de reconocer y seguir. Algo intentaré trasmitirles, en una cosa que es muy personal.
Basado en las lecturas de ese Domingo el sacerdote explicó la falta de comprensión de los apóstoles sobre su partida (Jn 16-12; 16-17), y el miedo que la misma les causaba (Jn 14-1; 14-5)  Esto, que ya sucede estando Jesus presente entre ellos fisicamente, se repite en sus posteriores apariciones ya resucitado, con el agregado de las dificultades para verlo. Misterio bien explicado en el librito de Bernardo "Jesús quien eres" -que estamos trabajando en la Escuela Visitación- y que tiene relación con "nuestro encuentro personal con El", base de nuestra conversión. Lo que me sucede hoy a mí es parecido a los apóstoles, en que consciente, o inconscientemente, quisiera verlo físicamente

Pero El está, y por lo tanto el encuentro existe hoy, pero no como yo me lo he imaginado hasta ahora. Con la expectativa que para ser un encuentro real, palpable, tenía que ser físico, o casi. Estoy entreviendo ahora ¡que con signos basta! Algo como los discípulos de Emaus, que recién después del signo de la bendición y partición del pan "lo ven". Pero al instante ¡ha desaparecido!

Mirando hacia atrás, en muchos momentos de importante significación en mi vida, lo común a ellos es "algún signo" de la presencia de Dios. Que, como a Cleofás y su compañero/a, te deja un "calor en el corazón" y una certeza de su existencia. Que además, con el paso de los días, va perdiendo algo de realidad, de consistencia, de seguridad, que esa presencia inicialmente tuvo. Al no ser cultivado por la memoria y el agradecimiento, se va perdiendo en el fárrago de la vida. 

Finalmente llego a lo que tantos otros han ya dicho, pero que cuesta entender personalmente. Es el camino de la vida a recorrer, hacia el momento de la visión con El -y/o con Ella- en éste o en el otro mundo según su gracia me otorgue. Un camino que es El mismo ("yo soy el Camino, la Verdad y la Vida"), y donde el Amor de María nos lleva con seguridad. Tan sencillo para contar, pero no tan fácil de vivir cuando nos sobrevienen las dudas, o cuando caemos en una tentación.

Así, ubicado y por lo tanto pacificado, partimos. Al día siguiente de llegar nos fuimos a la Basílica con Matías, mi hijo y Angel custodio. Igualmente mis expectativas eran impresionantes: había llevado un largavista para ¡verla más de cerca!. Ni bien la miré con el aparato me dí cuenta de mi infantilismo. La mirada estaba en el corazón. Así que me senté, medio adelante entre los miles de devotos, con suficiente visión de su imagen, y escuché la misa en el día ... de la Visitación, Martes 31 de Mayo. Comulgué, pasaron tres misas, y hubiera pasado una cuarta si no viene Matías a buscarme. Tan contento estaba, tan bien me sentía.
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Muchas cosas pasaron por mi cabeza y corazón. Intenté acordarme de todas las personas a quienes quiero: las que veo y las ya fallecidas. Aquellas que están en problemas, o con quienes tengo alguna diferencia. A mis hermanos de la patria y del mundo, tan manchados todos nosotros por la corrupción, la violencia, la injusticia. Y pedí especialmente por aquellos que en ese momento no tenía presentes y que se hubieran encomendado a mi oración. Que Ella sí recuerda. Sólo por ésto, por su gran Amor, estoy seguro de haberlos llevado a todos. A nadie deja de ver. Como contó Juan Diego cuando, con cierta picardía, quiso pasar de largo: "piensa que por donde dió la vuelta no lo podrá ver la que perfectamente a todas partes está mirando. - Nican Mopohua"  Así, igualito, hoy también ¡está mirando!. 

Cuando salí me empezó a agarrar un desasosiego, como si "nada hubiera pasado". Era el momento del Malo. Francamente no supe mucho qué ni porqué.

Pasaron dos días y decidí ir a despedirme de Ella antes de partir. La paz fué volviendo a mi corazón, apoyado en el conmovedor relato del Nican Mopohua. Valoré el gran milagro visible, que es su propia imagen. Unica en el mundo pintada por ella misma, que además hace cientos de años debería haber desaparecido. Como dice Martín Serantes, allí, en esa imagen, María está viva. Voló el desasosiego, volaron las dudas: la despedida fué muy calma y cercana, en comunión.

De todo lo vivido les cuento que estoy sintiendo fuerte la acción de María en Guadalupe, en la ermita de cada uno de nosotros (lo daré a las gentes en todo mi amor personal - NM), y el soplo del Espíritu Santo en las comunidades, en todo el mundo (Jn 16-13a). Los grupos de oración contemplativa y sus conversiones personales, como en la renovación carismática, nos están confirmando que hoy sigue Jesus presente reuniendo multitudes, sanando almas y cuerpos, como en los tiempos evangélicos. Son muchos los que no están enterados de ésto ...

Al mismo tiempo siento lo poco que somos, como dice San Pablo: sólo podemos gloriarnos de nuestra debilidad.

Para cada uno va mi abrazo en el corazón de Jesús y María de Guadalupe
Pedro Nazar 

Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.