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lunes, noviembre 14

Día 14: Corazón inmaculado de María

Historia
Fue san Juan Eudes (1601-1680) quien desarrolló la devoción a los sagrados corazones de Jesús y de María. Fundó congregaciones religiosas dedicadas al culto del corazón de Jesús y María, implementó las primeras fiestas litúrgicas con oficio y misa propios, y escribió también obras de teología y piedad sobre estas devociones.
Dice san Juan Eudes a propósito de la devoción al corazón de María: "quiere decir que su corazón es la fuente y el principio de todas las grandezas, excelencias y prerrogativas que la adornan […] es la fuente de todas las gracias que acompañan esas cualidades […] Porque fueron la humildad, la pureza, el amor y la caridad del corazón lo que la hicieron digna de ser la Madre de Dios".
Esta devoción tuvo su momento de mayor desarrollo a partir de las apariciones en el año 1917 de la Virgen María a los pastores Lucía, Jacinto y Francisca en Fátima. En estas apariciones se habla que los corazones de Jesús y María tienen proyectos de misericordia para los creyentes y que el corazón de María ayudará a que Jesús sea conocido y amado.
Otro momento importante en la devoción al corazón de María es la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María realizada por el Papa Pío XII el 31 de octubre de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial en Europa. Dice el Papa: "A vos, vuestro corazón inmaculado, en esta hora trágica de la historia humana, confiamos, entregamos, consagramos, no solo la santa Iglesia  […] sino también todo el mundo desgarrado por funestas discordias".
La fiesta del Inmaculado Corazón de María se instituyó en 1944 para celebrarse el 22 de agosto.
Actualmente se celebra el sábado siguiente a la fiesta de Corpus Christi.
Por último, el Papa Juan Pablo, al final de la Encíclica Redemptor Hominis (4 de marzo de 1979) dice: "Este misterio (de la redención) se ha formado, podemos decirlo, bajo el corazón de la Virgen de Nazaret cuando pronunció su fíat (sí). Desde aquel momento, este corazón virginal y materno al mismo tiempo, bajo la acción particular del Espíritu Santo, sigue siempre la obra de su Hijo y va hacia todos aquellos que Cristo ha abrazado y abraza continuamente en su amor inextinguible".

Lectura: Lc 2, 19-20
"María, por su parte, conservaba todos estos recuerdos y los meditaba en su corazón. Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían visto y oído era tal como les habían dicho."

Reflexión
Sobre el amor de María a los hombres nos habla el Papa Juan Pablo II en la encíclica Dives in Misericordia, 9: "Jesús manifestó su amor misericordioso ante todo en el contacto con el mal moral y físico. En ese amor participaba de manera singular y excepcional el corazón de la que fue Madre del Crucificado y del Resucitado... En ella y por ella, tal amor no cesa de revelarse en la historia de la Iglesia y de la humanidad. Tal revelación es especialmente fructuosa, porque se funda, por parte de la Madre de Dios, sobre el tacto singular de su corazón materno, sobre su sensibilidad particular, sobre su especial aptitud para llegar a todos aquellos que aceptan más fácilmente el amor misericordioso de parte de una madre".
Pero el Papa también invita a destacar sobre todo el amor preferencial por los pobres: "la Iglesia, acudiendo al corazón de María, a la profundidad de su fe, expresada en las palabras del Magníficat, renueva cada vez mejor en sí la conciencia de que no se puede separar la verdad sobre Dios que salva, sobre Dios que es fuente de todo don, de la manifestación de su amor preferencial por los pobres y los humildes, que, cantado en el Magníficat, se encuentra luego expresado en las palabras y obras de Jesús" (Redemptoris Mater, 37).

Oración
Oh, Señora mía, oh, Madre mía,
yo me ofrezco todo a Ti,
y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día:
mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón,
en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo tuyo, oh, Madre de bondad,
guárdame, defiéndeme, utilízame, como instrumento y posesión tuya.
Amén.

Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.