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viernes, marzo 20

TIEMPO DE GRACIA

Siempre tengo presente en mi memoria, en mi corazón, a Juan Pablo el Grande.
Es raro que pase un día sin leer algo de él. Su ejemplo y su doctrina me alimentan, fortalecen mi espíritu. Y a veces no estoy de acuerdo con cosas que dijo, en cuestiones opinables. Pero esto no me aleja de él, todo lo contrario. Es como una amistad que crece con el tiempo.
¿Por qué digo todo esto?
 Porque me encanta el actual Papa Francisco.
Y estos dos Papas me hacen pensar, contemplar.
Por ejemplo, pienso que el Papa polaco fue el que ayudó mucho a que caiga el muro de Berlín. Ayudó a la reconciliación entre el Este y el Oeste. Más que nada lo hizo con su predicación incansable sobre la libertad religiosa, como el principal derecho humano a defender.
Y el  Papa Francisco lo veo uniendo Norte y Sur. ¡El sur también existe!
Esto lo hace poniendo en el medio de su prédica al pobre.
Al pobre concreto, socialmente hablando. Basta pensar en su primer viaje por Italia, a la isla de Lampedusa. A esa isla llegan los que emigran de la Africa del sur del Sahara, donde hay hambre y pobreza. Y muchos mueren en el intento de huir de esa miseria.
Al Papa Francisco le dicen que es comunista por esta prédica, y él responde que el cristianismo ya lleva 2000 años con esta opción por el pobre, centro del Evangelio de Jesús.
Por eso digo, siempre uno a Juan Pablo II y al Papa Francisco.
Muchas veces pienso que Juan Pablo puso los puntos sobre las íes. Es verdad que el Concilio Vaticano II fue la gran gracia de la Iglesia en el siglo XX. Pero en el post Concilio hubo mucha crisis, muchas lecturas distorsionadas del Concilio. Pienso que allí se coló en la Iglesia el secularismo propio del siglo XX. Un pensamiento muy humano pero sin trascendencia divina, como poniendo un techo a la historia. Y allí Juan Pablo es donde puso los puntos sobre las íes, las cosas en claro.
Esto permitió una Iglesia en paz. Y en esto tuvo como fiel colaborador a quien iba a ser su sucesor, Benedicto XVI.
Según me parece a mí, esto permitió que apareciera en la historia la posibilidad del Papa Francisco. Un Papa del "fin del mundo". Un Papa latinoamericano ¡del Continente de la esperanza!
Es por todo esto que me gusta unirlos en mi corazón a Juan Pablo y a Francisco.
Desde Juan XXIII y su llamado al Concilio Vaticano II comenzó algo nuevo para la Iglesia. Con sus luces y sombras, como es la historia. Pero comenzó algo nuevo, lleno de esperanza. Eso fue y es el Concilio Vaticano II, algo que aún hay que descubrir, tener como seguro referente para el camino de la Iglesia.
Doy gracias a Dios por este tiempo tan rico en gracia, y por permitirme vivir en esta hora de esperanza para la Iglesia y el mundo.


                                                                Martín Serantes
                                                                   17-3-2015

Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.