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lunes, junio 10

Sí, ¡Somos familia, hijos y hermanos!


Fiesta de la Virgen María Madre de la Iglesia.

Queridos Amigos.


Son las 7 de la mañana. En un rato parto para Ciudad Hidalgo después de una semana llena de encuentros marianos y contemplativos. Antes que nada: ¡Feliz Pentecostés! y feliz día hoy día de la Virgen María Madre de la Iglesia. Qué linda "época" liturgica...

En Ciudad de México el miércoles pasado, en la casa de Guille y Rodolfo Martínez, nos reunimos 7 señoras a rezar, a vivir un encuentro de oración. Primero hicimos un rato de oración y después trabajamos los dones del Espiritu Santo. ¡Nos propusimos prepararnos y disponernos bien a la llegada del Paráclito! Significó un profundo encuentro con el Señor y un despertar a los dones que él mismo nos quiere regalar.


El viernes en Irapuato (Michoacán), comenzamos la reunión a las cinco de la tarde en la casa de María Elena Chavez y su esposo Angel Segoviano tuvimos una segunda reunión con un grupo de oración. María Elena había invitado a varias amigas y vecinas a participar y después de esperar unos minutos empezamos la reunión siendo 7 personas. Una vez más tomamos, después de hacer un rato de oración contemplativa, los dones del Espíritu Santo. Tan enriquecedor el hecho de que éramos de diferentes edades ¡Hasta una niña pequeña! que nos llenó de ilusión su compartida.



Y el sábado en La Piedad (Michoacán) que queda a una hora y media de Irapuato nos reunimos el grupo “estable” de S.M. que desde hace 10 años se viene reuniendo y encontrando. ¡Otra gran alegría! Y otra nueva renovación en el Espíritu. Nos recibió Raquel Cardona con su esposo Tello y fuimos una vez más 7 cuando empezaba la reunión. …y trabajamos también los dones del Espíritu Santo. Insertados en el tiempo litúrgico nos tomamos un tiempo bien largo. Comenzamos a las diez y media de la mañana y nos dimos el gusto de trabajar hasta las 3 de la tarde y después comer juntos (los anfitriones nos regalaron un almuerzo mexicano con la deferencia de tener unas porciones sin “picoso” para esta argentina que aún no se acostumbra al picante).


 Nos tomamos casi toda la mañana trabajando la ejercitación de Autoconocimiento. Primero leyendo y comentando la carta a la par que la leíamos y luego con una dinámica de profundización personal y luego nuestra consabida “compartida” que fue super enriquecedora. Parece mentira cuántas veces lo que uno en el silencio y trabajo personal no puede llegar a captar, al compartir, se hace luz con lo que nos cuenta alguno de lo que vio o decubrió o experimento en su trabajo. Se hace bien evidente que estos procesos de aprendizaje y encarnación de la espiritualidad… en comunidad y comunión son más ágiles, sencillos y grandes. Personalmente me renueva ese gusto y deseo de formarnos como acompañantes espirituales o ejercitadores.

Perdonen la disgresión. Me dejé llevar…

Después de trabajar y compartir la parte que nos propusimos tomar de la ejercitación “autoconocimiento” nos tomamos un rato de distención y relax para retomar al “modo silenció” y en un contexto de oración con la Palabra (tomamos Hechos 2, 1-11) nos unimos a los que estaban en el Cenáculo y pusimos sobre la mesa los 7 Dones del Espíritu Santo.

Una vez más me sorprendió el Señor porque a pesar de ser la 3ra vez en la semana que tomaba el mismo tema me quiso decir cosas nuevas. ¡Siempre tiene algo para decirnos! Sea nuevo o sea repetido el texto o dinámica… Bueno… es que también la “compartida” se hace nueva presentándose Él con tantas caras o modalidades diferentes.

Cerramos con una oración espontanea en la que todos pedimos “abrirnos al Espíritu Santo para poder recibir todos los dones que Él quisiera regalarnos” y nos fuimos con la promesa de llevar a la misa del domingo el deseo y pedido de cada uno.

Para “rematar” la visita a La Piedad, fuimos con Itzel, Tere, Raquel y su marido, Hortensia, María Elena y Amelia a visitar el Centro de la ciudad. Lo más lindo: la Iglesia que con sus vitrales dejaba pasar una luz muy especial que resultaba muy acogedora. Daba ganas de quedarse, si no fuera porque empezaba la ceremonia de una quinceañera que venía a festejar sus quince a la Iglesia.

Habrán notado que en los tres grupos aclaré cuántos éramos (al empezar) o fuimos durante las reuniones… Es que en todos los casos se pensaba que seríamos diez o más (según los invitados) y en todos se dio que de una manera u otra terminábamos siendo 7 y en ningún caso nos pareció casual, sobre todo cuando lo que trabajábamos eran los 7 dones del Espíritu Santo. Coincidimos en que ese número nos hacía sentir más partícipes de la unión con la Iglesia que esperaba su Pentecostés.



Bueno. Siempre extensa, pero es que no se dan una idea de cuánto me gustaría compartirles lo que aquí, en la Tierra de la Guadalupana, estamos viviendo. La calidez y apertura de nuestros hermanitos mexicanos es ¡¡tan grande!! Y qué decir de su generosidad para recibirnos, acogernos en sus casas cada vez que organizamos un encuentro.

El próximo sábado les podré compartir otro nuevo encuentro. Esta vez toca en el monasterio con los del Grupo “San José” del que participan los hermanos de Ciudad de México, de Rincón de San Jerónimo (vecindad del Monasterio) y Ciudad Hidalgo (Ciudad a la que pertenece el monasterio) que también ha decidido tomar la carta de Autoconocimiento como tarea y trabajo espiritual.

Todos los grupos estaban terminando su ejercitación correspondiente y al terminarla decidieron responder a la propuesta de nuestra coordinadora general y dedicarse a ejercitar la carta de Autoconocimiento por lo que los tres grupos de México estamos trabajando este tema. Una oportunidad muy linda no solo en lo personal sino en lo comunitario: todo México, desde sus grupos, unido a todo Soledad Mariana en la oración y en la ejercitación.

¿Qué más puedo agregar? Que estoy muy agradecida por esta oportunidad que me da Dios de poder ser acompañante-acompañada por esta comunidad tan linda que es Soledad Mariana México (SM.M). Dios sabe cuánto nos enriquecemos juntos y todos los dones que nos reparte. Solo le pido saber abrirme a esos dones y darme de verdad para que no queden encerrados en mi corazón porque, por más poquitos que sean, (aunque siempre serán muchos en relación a mi disposición) estoy convencida de que siempre son para darlos.


Les envío por este medio todo mi cariño y agradecimiento porque todo esto no sería posible sin ustedes, comunidad grande y generosa de Soledad Mariana, donde siempre hay lugar para con gran paciencia y amor permitirnos caminar y crecer juntos. No dejo de unirme a todos cada día y ponerlos a todos en el "codo de Su manto" cada vez que voy a la Basílica de Guadalupe.

Que Ella nos mantenga siempre juntos, unidos, orantes y contemplativos para poder llegar por Jesús, en el Espíritu, al Padre. Y que el estado de “radicalidad” que nos propone Killy nos lleve a renovar nuestra misión de compartir esta espiritualidad mariana y contemplativa que el Señor por medio del p. Bernardo nos regaló.

malena

Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.