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domingo, abril 5

VIGILIA PASCUAL. Esquema de la homilía de Bernardo

Gracias al generoso envío de Bernardo, podemos compartir su "esquema" para la homilía de la Vigilia Pascual recién celebrada en la Trapa.


Pecesitos de Cristo

1. Introducción

-La psicología nos enseña que la comunicación humana se basa principalmente en dos tipos de lenguaje: el lenguaje verbal y el no-verbal.
-Y el lenguaje no-verbal ocupa un 70 % de nuestra comunicación (pensemos en las expresiones del rostro y la gesticulación...).

-De igual modo la Liturgia comunica su mensaje con dos formas de lenguaje:
-El lenguaje verbal: por medio de palabras, por ejemplo “Aleluia, Aleluia”
-El lenguaje no-verbal: por medio de signos, gestos, movimientos, ritos...
-La Liturgia es simbólica: celebramos el misterio simbólicamente; La liturgia se realiza por signos sensibles, con los que la fe se alimenta, se robustece y se expresa.

-La Vigilia y el Tiempo pascual son ricos en signos: Luz, Fuego, Agua, Pan, Vino, Cera...
-Prestemos atención esta noche... al signo del Agua.

2. Cuerpo

2.1. El símbolo del agua

-El agua, como signo es polivalente, puede remitir a: sed saciada, manchas purificadas, fuerza hidráulica, inundación... frescura... vida...

-La experiencia corriente nos facilita una primera respuesta, el agua es algo vital: allí donde hay agua hay vida:
-Cuando se detecta agua en un desierto, se sabe que hay posibilidades de vida.
-Cuando pasan semanas y meses sin llover, sabemos que la sequía tornará todo lo verde en marón amarillento y finalmente, en tierra.
-Cuando en tiempo de sequía comienza a llover, se sabe que las pasturas y cosechas están salvadas.
-Cuando nos manchamos con cierto tipo de productos sabemos que se limpia con agua fría.

-El lenguaje bíblico nos ofrece otra respuesta que nos remite a la trascendencia: el agua es signo del Espíritu Vivificador de Jesucristo, recordemos:
-Si alguno tiene sed venga a mí y beba... de mi seno correrán ríos de agua viva... y lo decía refiriéndose al Espíritu que iba a entregar (Jn.8:37-38).
-De su costado (abierto) manó sangre y agua (Jn.19:34).
-En el sacramento del bautismo, renacemos del agua y del Espíritu (Jn.3:5).

2.2. El agua bautismal

-Los primeros cristianos se consideraban a sí mismos como los “pecesitos” de Cristo.  No sólo porque nacían del agua bautismal y vivían gracias a ese don, es decir: permaneciendo siempre sumergidos en el agua del don del bautismo; sino también porque en época de persecuciones, por precaución, representaban a Cristo con un Pez y escondían las iniciales de su nombre “Jesús Cristo Hijo de Dios Salvador” en la palabra griega Pez.

-El agua, principalmente forma parte esencial del rito sacramental del bautismo.  Y esto principalmente con dos de sus sentidos:

-Purificación: el bautismo borra nuestro pecado de origen... purificando así nuestras almas.
-Nacimiento: a la nueva vida que nos trae Jesucristo mediante su Espíritu.

-La aspersión de la comunidad con agua bendecida en esta Vigilia Pascual, al igual que la sana costumbre de “santiguarse” con agua bendita al entrar en la Iglesia, son recuerdos simbólicos del Bautismo.

-Cuando estas realidades espirituales se ignoran u olvidan, nos puede suceder lo que le sucedió a aquel paisano mal catequizado que: viendo a la gente que entraba en la iglesia poner la mano en la pila de agua bendita y luego llevar la mano a la cara para persignarse... hizo él lo mismo... pero no sólo la puso... sino que revolvió el agua... y sacándola frustrado exclamó: “¡se llevaron el puchero y me dejaron el mero caldo!”

3. Conclusión

-La Iglesia, madre y maestra, por medio del símbolo litúrgico del agua nos está enseñando dos cosas importantes para nuestra vida de creyentes:

-El agua del bautismo y la aspersión con agua bendita cuando renovamos nuestras promesas bautismales: nos santifican con el Espíritu santificador y purifican nuestras almas.

-Que la Pura y Santa Virgen María, Madre de Dios, nos ayude a preparar nuestros corazones para recibir fecundamente el agua purificadora y santificadora el Espíritu, y ser así “pecesitos” de Cristo. ¡Aleluia, Aleluia!



Bernardo, 5 de Abril de 2015

Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.