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miércoles, octubre 5

¡Qué lindo Sábado!

Nos llenamos todos de Gracia. Una gracia que no dejó de hacerse patente en cada uno de los que participamos del Servicio en el “Puesto de Bautismo”, pero sobre todo en cada uno de los 156 nuevos hermanos que fueron bautizados en medio de la Peregrinación a Luján.



Fuimos convocados dos días antes y nuestra respuesta fue inmediata. Del Centro fuimos: María, Carolina, Cecilia, Marisa y Benjamín; del Norte fue Marcelo y del Oeste vinieron Eugenia y Ninu.  Todos coincidimos que la vuelta a casa fue con una fuente de alegría en nuestro corazón.

Pero no éramos solo nosotros. Estabamos la IGLESIA... El Movimiento de la Palabra, la Pquia. San Martín de Porres, Lomas ...de varios y distintos lugares o "pertenencias" se formó un equipo hermoso donde el Espíritu podía andar y hacer lo suyo.

Los que fuimos desde temprano y nos quedamos hasta el final pudimos ver el proceso y progreso del peregrinar de la Iglesia que cada vez era más concentrado de hermanos que se detenían frente a la virgencita que teníamos en nuestra carpa atenta a la llegada de quien quisiera bautizarse o simplemente rezarle, mimarla, decirle “aca estoy”. Qué emoción ver a quien se paraba a echarle una mirada, una palabra secreta, una caricia o hasta a dejarle su rosario y colgarlo en su cuello encargándole quién sabe qué...

¡Cuántas veces a lo largo de día! le dije a nuestra madrecita de Luján: -¡Quisiera tener esa fe! ¡Madre! ¡Contagiame esa fe fiel y confiada!

Y a la tarde llegó Marcelo. Verlo me llenó de alegría. Estábamos cantando con María y llegó apurado por trabajar por entregar su tiempo, por contagiar la alegría de ser cristiano a quien quisiera escuchar… y justo apareció Mechi que pasaba por ahí “peregrinando” y más tarde aún Cecilia, Euge, Ninu, Marisa, Benja… Todos venían respondiendo a la invitación de nuestro Movimiento… y todos volvieron llenos de alegría (así me lo fueron transmitiendo).

María, Caro y yo fuimos parte del "corito" en los bautismos y eso nos permitió participar a pleno de cada celebración. Los obispos y curas se iban turnando y con la ayuda de algún seminarista, cada bautismo podía ser de uno, dos, tres o hasta ocho personas o personitas. A los diez minutos de llegar Marcelo, apareció con un chico y le pregunté: ¿Cómo hiciste? ¿cómo hacés? y me dice. -Noooo. Es que me pidieron ser padrino. ¡qué lindo! Claro... al rato comprendí. Cuando pude salir del "gacebo" que estaba armado como bautisterio y recorrer la peregrinación... me encontré a Marcelo que "chamullaba" a una pareja (esa parecía la actitud) ellos caminaban y él caminaba al lado sin parar de hablar y sonreír. ...Me acordé de San Pablo. ¿quíén podía negarse ante esa fe insistente y contagiosa? Al rato estaba la parejita para bautizarse. ¡Genio Marcelo!


Y otro tanto Euge. Llegó a la noche con Ninu, seguramente contagiada también por Marcelo, y se quedó paradita al borde de la carpa. Al rato... la veo aparecer con un "deseante de bautismo". ¡qué lindo! 
Trabajamos mucho. Hicimos de todo: doblamos papelitos para repartir… cantamos en los bautizos… compartimos vida con todos los que estaban allí para hacerle fácil la tarea al Espíritu Santo que dio muestras claras de soplar, y mucho. Y hasta fuimos padrinos o madrinas de quien lo necesitara. ¡qué responsabilidad y qué regalo!

El Espiritu se ocupaba de todo y Soledad Mariana estaba ahí atento a la "visitación" y todo terminó en"anunciación".

¿Qué más puedo decir? ¿Cómo transmitir lo vivido? Simplemente así, con estas pocas (quizás para algunos muchas) palabras y sobre todos con una:  ¡GRACIAS! a Dios por esta “inmensa” invitación, a los obispos que confiaron en nosotros y nos convocaron, a cada uno de los que se sumó y puso su tiempo y alegría en el trabajo,.. y a los peregrinos… porque ellos nos llenaron de gracia con su caminar para y hacia la Virgen de Luján que nos lleva a todos a Jesús.

...y compartiendo algunas imágenes me doy cuenta: ¡HAY EQUIPO! ¡GRACIAS SEÑOR POR LA IGLESIA!

¡GRACIAS MADRE! POR INVITARNOS, ACOMPAÑARNOS... 

¡POR LLEVARNOS A JESUS!



Malena

Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.