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miércoles, noviembre 2

3ER SEMANA DEL NOVENARIO HACIA LA FIESTA DE LA ALIANZA

Queridos amigos.

Gracias a todos los que van sumando y compartiendo sus testimonios. Por lo que se va contando de boca en boca es una experiencia novedosa y unitiva…

Bernardo siempre nos ha contado que es muy devoto de los santos

En la Ejercitación Santos Marianos nos enseña que:

“desde siempre, desde los orígenes, los cristianos hemos profesado una honda veneración a aquellos hermanos que, habiendo imitado a Cristo e identificados con él, se durmieron en su paz. La conciencia de comunión que reina en el Cuerpo de Cristo nos lleva a guardar reverente memoria de nuestros difuntos, en especial de aquellos cuyas vidas y muertes testimonian la del Señor (cf. L​G, 50; S​C, 10). Tengamos esto bien claro: el fin último de nuestra devoción a los santos es la gloria de Dios. Apelo a una voz autorizada, la del Concilio: "Todo genuino testimonio de amor que ofrezcamos a los bienaventurados se dirige, por su propia naturaleza, a Cristo y termina en él, que es la corona de todos los santos, y por él va a Dios, que es admirable en sus santos y en ellos es glorificado" (Lumen gentium, 50)”. Sabemos también, que la Eucaristía ha sido siempre un lugar privilegiado de encuentro con los santos.

Consigna de esta 3er semana

Les proponemos ya que hoy es la Fiesta de todos los Santos, que compartamos esta semana

¿quiénes son nuestros santos más amigos?

…aquellos cuyo testimonio de vida nos interpela
…aquellos que se han hecho y se hacen especialmente presentes en nuestras vidas,
…aquellos que nos acompañado en alguna situación en particular, 
…aquellos a los que acudimos pidiendo su mediación.

Y, como dice Bernardo, que sigamos siempre el ejemplo de sus vidas y entremos en el misterio de su intimidad.
Juntos les damos gracias porque experienciamos que están en favor nuestro intercediendo por nuestra causa.

Con cariño guadalupano

Killy y el equipo coordinador

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Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.