Queridos todos:
El sábado pasado 11 de junio, tuvimos el Encuentro de mitad de año. El lema fue: "Vamos con alegría al encuentro de Jesús y de nuestros hermanos".
Fue un sábado frío, con muchas otras actividades en Salta, aún así fuimos 28 personas que gozamos de este encuentro.
Comenzamos rezando Laudes y a continuación comenzó la charla del Padre Patricio Ocampo. Y entonces apareció Juan, apóstol, discípulo del corazón, que se sabe amado por Jesús, que lo descubre en el Amor. Juan nos muestra una teología que es vivencia experimental del Amor de Jesús, nos lo revela permanentemente como lo más propio de Él.
Todos conocemos este Evangelio, pero en la riqueza de Dios seguimos descubriendo tantas cosas.... Y tal vez no hemos tenido en cuenta que todo lo que cuenta Juan fue vivido por Él. Y que en todo lo que cuenta está presente ese Amor incondicional, esa Misericordia de la que él fue testigo. Podría seguir y seguir, pero ya tienen una idea, de lo escuchado.
Luego Patricio nos dio tres citas de Juan y preguntas para profundizar su mensaje y hacer propio t
lo que Juan nos dijo. trabajamos en grupos.
Seguimos con una dinámica cortita donde cada uno ponía sal en una bolsita y la regalaba a alguien. Como dice Francisco hay que dar la sal para que sale más. Si la guardamos pierde sus propiedades. Rezaremos por la persona elegida hasta el Encuentro de fin de año.
A continuación celebramos la Misa. Lindísima, con un evangelio elegido especialmente y con una apertura de corazón en el sermón, donde todos nos identificamos con lo que Patricio estaba diciendo.
Y esto termina con el compartir del Padre Patricio de un Milagro Eucarístico. Este Milagro se le mostró a Juan Pablo II cuando vino a Salta. Él los nombró custodios. Esto lo conocíamos algunos, pero Patricio lo quiso compartir con el Movimiento. Lo expuso, lo compartió, sobre el altar y todos pasamos a adorarlo. Realmente una emoción especial invadía todos los corazones.
Fue una mañana donde se sentía la Misericordia de Dios.
Luego vino lo del mundo: Empanadas, vino y postres. El compartir enriquece, nos hace crecer, nos ayuda a conocernos más, reconocemos a esa persona que tal vez encontramos en una reunión, pero de otra manera. Aquí , en lo mundano, la Misericordia de Dios también estuvo presente. En realidad está siempre y en todos lados, sólo que vamos tan apurados que no siempre la sentimos y no siempre nos damos.
Lucy Beltrame
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