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martes, junio 14

El Señor sanó mi siquis. por P. Martín Serantes

Entre mis 18 y 23 años de edad tuve una intensa búsqueda interior. No encontraba
respuesta a tantas preguntas. A veces recuerdo aquella época imaginando mi corazón
rebalsado de signos de interrogación: sobre el sentido de la vida, sobre la justicia social,
sobre la relación con Dios, etc. etc.
Mi siquis era muy frágil. El Señor no permitió que se quebrara del todo.
A los 23 años una amiga me invitó a participar de un grupo de oración espontánea.
Allí comencé a sentir algo de paz. Luego, esta amiga, me presentó al sacerdote que
organizaba estos grupos de oración en todo Buenos Aires. Conocerlo a él fue para
mí la experiencia más importante de mi vida. Vi en él las respuestas a mis búsquedas
espirituales y sociales. Allí fue mi vocación.
Pero todavía faltaba camino por andar. Todavía mi alma no había encontrado la paz.
En ese entonces comencé a participar del Movimiento de espiritualidad “Soledad
Mariana”. Allí nos enseñaban la importancia de la oración bíblica y personal. A mi lo
que más me gustaba en ese encuentro con Dios era estar cos mis amigos y amigas del
grupo de oración, pero tener que rezar a solas me era muy difícil. Pero sabía que tenía
que emprender este camino interior si quería encontrarme con el Señor plenamente.
Y así lo hice. Todas las mañanas durante una hora iba a mi cuarto, cerraba la puerta y
me ponía en oración. No sentía nada, pero el monje que nos enseñaba con su ejemplo
y palabras, me decía que la oración no era cuestión de sentimientos sino de fe, y que el
que perseveraba en ella triunfaba. Por eso, aunque parecía que no pasaba nada, pasaba
mucho en el corazón. Así perseveré durante cuatro años. Una mañana, el Señor se
apiadó de mi alma. Yo estaba ordenando mi cuarto a media mañana y sentí que caía
en mi corazón una gotita de Su Sabiduría. Esta gotita empapó mi alma. La rebalsó de
luz. Él me dio de esta manera todas las respuestas a mis preguntas, y más. Me di cuenta
que en Él están todas las respuestas para el ser humano. Que Él es el Verbo de Dios, la
Palabra eterna de Dios que habita en nosotros, en lo más profundo de nuestro ser y que
colma nuestras vidas de sentido y felicidad.
Ese día, esa mañana, el Señor sanó finalmente mi corazón.
Hoy Él se vale de mí como instrumento suyo, para sanar a otros. ¿Cómo guardar para
uno tanto amor de Dios? ¿Cómo no dar testimonio de Él, que sacia nuestra sed?
A Él sea la gloria, por los siglos de los siglos, amén.
Martín Serantes
Ituzaingó, 14 de junio de 2011

5 comentarios:

Alfredo dijo...

Tambien Jesus me va sanando a traves de Maria,de sus enseñanzas y hoy muy ligado al Espiritu y a San Jose.
Despues de un retiro de Jorndas de vida cristiana nos reunimos un gentio en la casa del "Paton" Barros en Mar del Plata y habia en el centro del living una imagen muy grande de la Virgen Maria;y me hablo unas palabras muy sencillas.
Y a partir de alli empeze a vivir una vida nueva...

Gloria a Dios!

Alfredo

Mónica Gancedo dijo...

Gracias, Martín, por compartir tu itinerario interior en esa forma tan auténtica y profunda.
¡Qué gracia de Dios!
Mónica

Thelma Lastra dijo...

Querido Martín,

¡¡Qué lindo lo que nos has compartido!! ¡¡Gracias!! Por más que hemos charlado tantas veces, leer las maravillas de Dios en vos me llena de gozo. Gracias por ser instrumento Suyo para sanar a otros, dentro de los cuales me encuentro ¡en cada una de nuestras "mateadas"!

Para los que no saben, lo que llamo "mateadas" son profundas charlas con Martín, el Sacramento de la Reconciliación e, infaltable, ¡el mate de por medio!

Un fuerte abrazo!!!

Marcela Romat dijo...

Querido Martín, gracias por tu franqueza, por tu búsqueda, ¡por tu encuentro!: todo nos ayuda a los que también buscamos, y a veces no nos damos cuenta del tesoro que tenemos ¡desde siempre a nuestro lado!
Tu testimonio ayuda a perseverar y a gozar con esa perseverancia.
Un abrazo de marcela

Anónimo dijo...

Gracias Martincho por darnos de beber de es gota que rebalso tu corazon. ¡Que grande es el Señor!
Mariana

Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.