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viernes, marzo 22

Francisco, uno más entre basureros y jardineros


En otro gesto de humildad, el Papa participó de una misa para los empleados

y trabajadores de la Plaza San Pedro


El Papa Francisco celebró hoy misa en Santa Marta con recolectores de basura y jardineros, que normalmente trabajan en la plaza San Pedro.

Según informó el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, durante la celebración del jueves estuvieron presentes los empleados del mismo Domus de Santa Marta, edificio adyacente a la Basílica de San Pedro.

"El Papa -relató el vocero- ofreció un breve pensamiento muy bello: si nosotros tenemos el corazón cerrado, si tenemos el corazón de piedra, las piedras llegan entre las manos y estamos listos a lanzarlas" y por ello es necesario abrir el corazón al amor.

Además, el Vaticano ha anunciado que Francisco ha decidido llevar a cabo los oficios del Jueves Santo en el reformatorio de menores de Casal del Marmo, en las afueras de Roma. Allí, siguiendo el rito, el papa lavará los pies de 12 menores recluidos en ese centro. 

Desde que fue elegido por el cónclave papal, Francisco ha tenido una serie de gestos que han sorprendido a los católicos en todo el mundo. Además de los gestos de humildad, el papa ha insistido en que quiere "una iglesia pobre y para los pobres".


Otro guiño de Francisco


El Papa Francisco recibió ayer en el Vaticano a representantes de las iglesias cristianas y de otras religiones, a los que prometió «respeto y amistad» y advirtió sobre los peligros de reducir al hombre «a lo que produce y consume». El encuentro se celebró en la imponente sala Clementina del palacio apostólico y participaron representantes de otras religiones, entre ellos el patriarca ortodoxo Bartolomeo I, quien asistió la víspera en la plaza de San Pedro a la misa de inauguración del pontificado. Se trataba de la primera vez desde el año 1054, cuando se produjo el cisma entre Oriente y Occidente, que el patriarca de Constantinopla asistía a la llamada entronización de un Papa.
Durante su primer día como Pontífice, el Papa latinoamericano cumplió una agenda apretada, que sufrió varios minutos de retraso, algo inusual para el puntual protocolo del Vaticano. «La Iglesia católica es consciente de la importancia de la amistad y del respeto entre hombres y mujeres de diferentes tradiciones religiosas», declaró el Papa ante los líderes cristianos así como ortodoxos, protestantes y judíos presentes. En su discurso, el Papa pidió a los líderes religiosos «que no prevalga una visión humana que reduce al hombre a lo que produce y a lo que consume», dijo.
«Es uno de los peligros de nuestro tiempo», reconoció Francisco, que cuando ejercía como arzobispo de Buenos Aires criticó en varias ocasiones las consecuencias de la globalización. «Tenemos que estar cerca a los hombres y a las mujeres que si bien no se reconocen en las tradiciones religiosas buscan la verdad, la bondad y la belleza, que a su vez son la verdad, la bondad y la belleza de Dios», agregó. A la delegación judía, compuesta por 16 personas, el Papa subrayó el «lazo particular» que une a cristianos y judíos. «Aprecio vuestra presencia y la voluntad que muestran de cooperar por el bien de la humanidad», aseguró tras recalcar la importancia de «la convivencia pacífica entre las religiones». Más de 130 delegaciones de países, entre ellos varios jefes de Estado y líderes religiosos asistieron el martes a la misa de inauguración en San Pedro del pontificado del primer papa jesuita y latinoamericano de la Historia. Francisco recibió ayer al líder del Congreso Judío de América Latina, Claudio Epelman.
La elección del argentino Jorge Bergoglio como nuevo Papa ha generado satisfacción en la comunidad judía de Argentina, la mayor de América Latina, que destacó el lunes pasado las buenas relaciones y el diálogo abierto que el nuevo líder de la Iglesia católica mantuvo como cardenal. Entre los primeros gestos realizados por el Papa figura la decisión de enviar una carta al rabino jefe de Roma en la que desea «poder contribuir al progreso de las relaciones entre judíos y católicos conocidas a partir del Concilio Vaticano II, en un espíritu de colaboración renovada».
Viaje a Tierra Santa
El patriarca ortodoxo de Constantinopla, Bartolomeo I, también tuvo su particular gesto. Invitó ayer Francisco a celebrar en el 2014 juntos un viaje a Tierra Santa en honor de los pioneros del diálogo entre católicos y ortodoxos, informó la agencia de noticias religiosa Asianews. Con ese viaje, los dos líderes religiosos entienden rendir homenaje al histórico encuentro en enero de 1964 en Jerusalén entre Pablo VI y el patriarca Atenágoras, símbolo de la reconciliación entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas.
Bartolomeo I fue el único líder que tomó la palabra durante la audiencia general concedida a delegaciones de 33 iglesias cristianas y de otras religiones, entre ellas judíos, protestantes y musulmanes. El patriarca subrayó que es necesario dar testimonio cristiano a través de la «unidad de la Iglesia» para encarar la crisis económica mundial y «las tendencias mundanas».

jueves, marzo 21

Mi nuevo ritmo de vida, (de M.Serantes)



Queridos amigos en SM

Les escribo estas líneas para compartirles sobre mi nuevo ritmo de vida.
Resulta que el año pasado sentí por primera vez cansancio luego de 10 años de celebrar Misas de alabanza y sanación (A-S). Estas Misas que son muy buenas y fecundas, mueven mucho a las personas interiormente y hay que estar cerca luego para acompañar a los que lo piden y necesitan. Así fue durante estos años. Confesé y bendije a muchos enfermos que así lo pedían. Pero el año pasado al sentirme cansado, reduje estas Misas de A-S a solo dos por mes. Una en Fátima y otra en Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa. Las dos son en Ituzaingó. Así me es más fácil acompañar a las personas.
También el año pasado junto al cansancio experimenté un deseo grande de oración, de más retiro para orar. Y por eso planifiqué una semana de retiro personal por mes. Y ya lo estoy cumpliendo.
En estos retiros personales estoy pasando unos diarios espirituales que escribí entre 1980 y 1989. Es mi camino de sanación interior, y lo estoy pasando a la PC para compartirlo con otros. Siempre sentí que mi camino de salud podría servir también a otros, ojalá así sea. Lo estoy subiendo a nuestra página Web donde dice “Oraciones y escritos”.
Les quería compartir estas cosas sabiendo que a mayor comunicación mayor comunión.
Me encantó el encuentro de ejercitadores y servidores, gracias a todos los que lo organizaron. Y también fue muy lindo y hondo compartir allá a nuestro querido Papa Francisco. Justo estábamos en el Colegio Máximo donde él estuvo tanto tiempo viviendo y trabajando. Sigamos muy unidos a él, un regalo tan grande de la Providencia.

                                   un abrazo grande Martín
                                             20-3-2013   

miércoles, marzo 20

Homilia completa de S.S. Francisco

Ayer en la Plaza San Pedro. 
Francisco nos habló directo al corazón


Queridos hermanos y hermanas:

Doy gracias al Señor por poder celebrar esta Santa Misa de comienzo del ministerio petrino en la solemnidad de san José, esposo de la Virgen María y patrono de la Iglesia universal: es una coincidencia muy rica de significado, y es también el onomástico de mi venerado Predecesor: le estamos cercanos con la oración, llena de afecto y gratitud.

Saludo con afecto a los hermanos Cardenales y Obispos, a los presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas y a todos los fieles laicos. Agradezco por su presencia a los representantes de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales, así como a los representantes de la comunidad judía y otras comunidades religiosas. Dirijo un cordial saludo a los Jefes de Estado y de Gobierno, a las delegaciones oficiales de tantos países del mundo y al Cuerpo Diplomático.

Hemos escuchado en el Evangelio que «José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer» (Mt 1,24). En estas palabras se encierra ya la la misión que Dios confía a José, la de ser custos, custodio. Custodio ¿de quién? De María y Jesús; pero es una custodia que se alarga luego a la Iglesia, como ha señalado el beato Juan Pablo II: «Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo» (Exhort. ap. Redemptoris Custos, 1).

¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad y total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos de la vida como los difíciles, en el viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús.

¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia? Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio; y eso es lo que Dios le pidió a David, como hemos escuchado en la primera Lectura: Dios no quiere una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su designio; y es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas marcadas por su Espíritu. Y José es «custodio» porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas. En él, queridos amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, salvaguardar la creación.

Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres. Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios.

Y cuando el hombre falla en esta responsabilidad, cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido. Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen «Herodes» que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer.

Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos «custodios» de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro. Pero, para «custodiar», también tenemos que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura.

Y aquí añado entonces una ulterior anotación: el preocuparse, el custodiar, requiere bondad, pide ser vivido con ternura. En los Evangelios, san José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. No debemos tener miedo de la bondad, de la ternura.

Hoy, junto a la fiesta de San José, celebramos el inicio del ministerio del nuevo Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, que comporta también un poder. Ciertamente, Jesucristo ha dado un poder a Pedro, pero ¿de qué poder se trata? A las tres preguntas de Jesús a Pedro sobre el amor, sigue la triple invitación: Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas. Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe, de san José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños; eso que Mateo describe en el juicio final sobre la

caridad: al hambriento, al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al encarcelado (cf. Mt 25,31-46). Sólo el que sirve con amor sabe custodiar.

En la segunda Lectura, san Pablo habla de Abraham, que «apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza» (Rm 4,18). Apoyado en la esperanza, contra toda esperanza. También hoy, ante tantos cúmulos de cielo gris, hemos de ver la luz de la esperanza y dar nosotros mismos esperanza. Custodiar la creación, cada hombre y cada mujer, con una mirada de ternura y de amor; es abrir un resquicio de luz en medio de tantas nubes; es llevar el calor de la esperanza. Y, para el creyente, para nosotros los cristianos, como Abraham, como san José, la esperanza que llevamos tiene el horizonte de Dios, que se nos ha abierto en Cristo, está fundada sobre la roca que es Dios.

Custodiar a Jesús con María, custodiar toda la creación, custodiar a todos, especialmente a los más pobres, custodiarnos a nosotros mismos; he aquí un servicio que el Obispo de Roma está llamado a desempeñar, pero al que todos estamos llamados, para hacer brillar la estrella de la esperanza: protejamos con amor lo que Dios nos ha dado.

Imploro la intercesión de la Virgen María, de san José, de los Apóstoles san Pedro y san Pablo, de san Francisco, para que el Espíritu Santo acompañe mi ministerio, y a todos vosotros os digo: Orad por mí. Amen.

martes, marzo 19

Vigilia de Oración en la Catedral Metropolitana




TWITTER @PONTIFEX_ES

Queridos amigos, os doy las gracias de corazón y os ruego que sigáis rezando por mí. Papa Francisco.



LAS PRIMERAS PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO AL PUEBLO ARGENTINO

Hoy a las 3.30 el Papa Francisco sorprendió a las miles de personas que participaban de la vigilia frente a la Catedral Metropolitana llamando desde El Vaticano. La Plaza se regocijó de alegría y emoción al escuchar su voz:

“Hola. Gracias por estar rezando. Gracias por las oraciones, las necesito mucho. Gracias por haberse reunido a rezar. ¡Es tan lindo rezar! Porque es mirar hacia el cielo, mirar a nuestro corazón y saber que tenemos un Padre Bueno, que es Dios. Gracias por eso. 
Les quiero pedir un favor: caminemos todos juntos, cuidémonos los unos a los otros, cuídense entre ustedes, no se hagan daño; cuídense! Cuiden la vida, cuiden la familia, cuiden la naturaleza, cuiden los niños, cuiden a los viejos. Que no haya odio, que no haya peleas. Dejen de lado la envidia y no le saquen el cuero a nadie; dialoguen, vayan creciendo en el corazón y acérquense a Dios.
Dios es bueno, Dios siempre perdona. Dios es Padre…  acérquense siempre a Él. Que la Madre los bendiga mucho y por favor, no se olviden de este obispo, que aunque está lejos, los quiere mucho: recen por mí. 
Por la intercesión de Santa María, siempre Virgen y del ángel guardián de cada uno, el glorioso patriarca San José, de Santa Teresita del Niño Jesús y los santos protectores de ustedes, que los bendiga Dios Todopoderoso, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”

Lo miró con misericordia y lo eligió:


El Escudo Pontificio con la devoción a la Virgen Santísima y a San José


2013-03-18 Radio Vaticana
(RV).- El escudo del pontificado de Francisco es el mismo que tenía como arzobispo, manteniendo además el lema “Miserando atque eligendo” Lo miró con misericordia y lo eligió. Así lo informó esta tarde en conferencia de prensa en el Vaticano el padre Federico Lombardi, portavoz de Su Santidad.

El Escudo
En los trazos esenciales el Papa Francisco decidió conservar el mismo emblema que mantuvo desde su consagración episcopal, particularmente caracterizado por la sencillez.
El escudo azul aparece coronado por los símbolos de la dignidad pontificia iguales a aquellos elegidos por su predecesor Benedicto XVI, a saber: la mitra colocada al centro y en alto con las llaves entrecruzadas, una representada con el color del oro y la otra con el de la plata, unidas (en la parte baja de la imagen) por un lazo rojo. En alto, aparece el emblema de la orden religiosa de proveniencia del Papa, la Compañía de Jesús: un sol radiante con, al centro y letras rojas, la inscripción IHS, el monograma de Cristo. Sobre la letra H se apoya la cruz, en punta, con los tres clavos en negro colocados a la base. 
En la parte inferior se percibe la estrella y la flor de nardo. La estrella, siguiendo la antigua tradición heráldica, simboliza a la Santísima Virgen María, Madre de Cristo y de la Iglesia; mientras la flor de nardo evoca la figura de San José, el patrono de la Iglesia universal. En efecto, en la tradición iconográfica hispánica San José aparece representado con un ramo de flor de nardo en la mano. Al colocar en su escudo estas imágenes, el Papa ha querido expresar su propia y particular devoción hacia la Virgen Santísima y San José.
El Lema
El lema del Santo Padre Francisco está tomado de las Homilías de San Beda el Venerable sacerdote (Hom. 21; CCL 122, 149-151), quien, comentando el episodio evangélico de la vocación de San Mateo, escribe "Vidit ergo lesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere me", que evoca el siguiente pasaje: «Jesús vio a un hombre, llamado Mateo, sentado ante la mesa de cobro de los impuestos, y le dijo: "Sígueme". Lo vio más con la mirada interna de su amor que con los ojos corporales. Jesús vio al publicano, y lo vio con misericordia y eligiéndolo, (miserando atque eligendo), y le dijo Sígueme, "Sígueme", que quiere decir: "Imítame". Le dijo "Sígueme", más que con sus pasos, con su modo de obrar. Porque, quien dice que está siempre en Cristo debe andar de continuo como él y anduvo». 
La homilía de San Beda el Venerable, presbítero es un homenaje a la misericordia divina y aparece reproducida en la Liturgia de las Horas en la fiesta de San Mateo que además reviste un significado particular en la vida y en el itinerario espiritual del Papa. En la fiesta de San Mateo del año 1953, el joven Jorge Mario Bergoglio experimentó –a la edad de 17 años- en un modo del todo particular, la presencia amorosa de Dios en su vida. Después y tras una confesión, se sintió tocado en el corazón y advirtió que sobre sí mismo descendía la misericordia de Dios, quien con mirada de tierno amor, lo llamaba a la vida religiosa, siguiendo el ejemplo de San Ignacio de Loyola. 
Una vez elegido Obispo, S. E. Mons. Bergoglio, en recuerdo de este particular momento de su vida que lo marcó profundamente desde los inicios de su total consagración a Dios en Su Iglesia, decidió elegir, como lema y programa de vida, la expresión de San Beda “miserando atque eligendo” "Lo miró con misericordia y lo eligió", que ha querido reproducir también el propio escudo pontificio.

PLJR - @pjuregui – Radio Vaticano

lunes, marzo 18

¡Nunca nos cansemos de pedirle perdon al Señor!




Dios no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón, Francisco


2013-03-17 Radio Vaticana
(RV).- El Papa Francisco en su primer Ángelus ante más de 150 mil fieles ha dicho que Dios "jamás se cansa de perdonar a los hombres" y que si Dios no perdonara, el mundo "no existiría". Desde la ventana de su apartamento, el pontífice agregó que son los hombres los que se cansan de pedir el perdón a Dios. El santo Padre subrayó la misericordia de Dios, y la "paciencia" de Dios con los hombres y afirmó que "un poco de misericordia cambia el mundo, lo hace menos frío y más justo".
(audio) Hermanos y hermanas, ¡Buenos días!,
Después del primer encuentro del pasado miércoles, hoy puedo de nuevo dirigirles mi saludo a todos ustedes. Y soy feliz de hacerlo el domingo, en el día del Señor. Esto es hermoso e importante para nosotros cristianos, encontrarnos el domingo: saludarnos, hablarnos como ahora aquí en la plaza. Una plaza que gracias a los medios de información tiene la dimensión del mundo.
Este quinto domingo de Cuaresma, el Evangelio presenta el episodio de la mujer adúltera que Jesús salva de la condena a muerte. Sorprende la postura de Jesús. No oímos palabras de desprecio, ni oímos palabras de condena, solo palabras de amor, de misericordia, que invitan a la conversión.
“Tampoco yo te condeno. Ve, y de ahora en adelante, no peques más”.

"Pues bien, hermanos y hermanas, el rostro de Dios es el de un Padre misericordioso, que siempre tiene paciencia. ¿Han pensado ustedes en la paciencia de Dios, la paciencia que tiene con cada uno de nosotros? Esa, es pues su misericordia. Siempre tiene paciencia: tiene paciencia con nosotros, nos comprende, nos espera, nunca se cansa de perdonarnos si sabemos volver a Él con un corazón contrito. 
"Grande es la misericordia del Señor", dice el salmo. En estos días, he podido leer un libro de un cardenal -el Cardenal Kasper, un teólogo inteligente, ¿eh?, un buen teólogo- sobre la misericordia. Y me ha hecho mucho bien, este libro, pero no crean que hago publicidad de los libros de mis cardenales, ¿eh? No, no es así! Pero debo decir que me ha hecho mucho bien...
El cardenal Kasper dice que sentir la misericordia, escuchar esta palabra hace cambiar todo. Es los mejor que nosotros podemos sentir: cambia el mundo. Un poco de misericordia hace que el mundo sea menos frío y más justo. Tenemos necesidad de entender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso, que tiene tanta paciencia...Recordemos al profeta Isaías, que dice que aunque nuestros pecados fueran de color rojo escarlata, el amor de Dios los haría de color blanco como la nieve. ¡Es hermoso, eso de la misericordia! 
Recuerdo, que cuando apenas fui nombrado obispo, en 1992, llegó a Buenos Aires Nuestra Señora de Fátima y se hizo una gran misa para los enfermos. Yo fui a confesar durante la Misa. Y casi al final de la misa me levanté porque tenía que administrar una confirmación. Vino hacia mí una mujer anciana, humilde, de más de 80 años. La miré y le dije: "Abuela - porque nosotros decimos así a las personas mayores: Abuela – usted quiere confesarse?". "Sí", dijo. "Pero si usted no ha pecado...". Y ella me dijo: "Todos tenemos pecados...". "Pero tal vez el Señor no los perdonará...". "El Señor perdona todo", me dijo, segura. "¿Y usted cómo lo sabe, señora?". "Si el Señor no perdonara todo, el mundo no existiría." Sentí ganas de preguntarle: "Dígame, señora, ¿usted estudió en la Gregoriana?", porque esa es la sabiduría del Espíritu Santo: la sabiduría interior a la misericordia de Dios. No debemos olvidar esta palabra: ¡Dios nunca se cansa de perdonarnos, nunca!
Padre, “¿cuál es el problema?". Bueno, el problema es que nos cansamos, no queremos, nos cansamos de pedir perdón. Él nunca se cansa de perdonar, pero nosotros a veces nos cansamos de pedir perdón. No nos cansemos nunca, no nos cansemos nunca! Él es un Padre amoroso que perdona siempre, que tiene un corazón de misericordia para todos nosotros. Y también nosotros aprendamos a ser misericordiosos con todos. Invoquemos la intercesión de la Virgen que ha tenido entre sus brazos la Misericordia de Dios hecha hombre.
Y después de la oración mariana del Ángelus el Papa Francisco ha dirigido un cordial saludo a todos los peregrinos reunidos en la plaza de san Pedro: unas 150 mil personas según cálculos de la Oficina de prensa de la Santa Sede. 
(audio)  Dirijo un cordial saludo a todos los peregrinos: gracias por su acogida y por sus oraciones. Les pido que recen por mí. Renuevo mi abrazo a los fieles de Roma y lo extiendo a todos ustedes, y lo extiendo a todos ustedes que han venido de varias partes de Italia y del mundo, así como todos aquellos que se unen a nosotros a través de los medios de comunicación. Elegí el nombre del santo patrono de Italia, San Francisco de Asís, y esto refuerza mi conexión espiritual con esta tierra, donde - como ustedes saben - tiene el origen mi familia. Pero Jesús nos ha llamado a ser parte de una nueva familia: su iglesia, en esta familia de Dios, para caminar juntos por el camino del Evangelio. Que el Señor los bendiga, la Virgen les proteja. No olviden de esto: el Señor no se cansa de perdonar! Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. ¡Buen domingo y un buen almuerzo!

Entrevista de EWTN al Cardenal Bergoglio, hoy S.S. FRANCISCO


Francisco con los periodistas

¿Por qué la elección de su nombre FRANCISCO?

Bendición en Español



Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.