Querida comunidad de amigos,
Les cuento que el día de Nuestra Sra. de Fátima, nos juntamos en mi casa, a rezarle a la Virgen, con algunos miembros de Soledad Mariana, y otras personas que estaban interesadas en conocer el Movimiento; fue una invitación abierta al que quisiese venir.
Nos acompañaron Susana Fernandez, que fue la responsable de la organización, Inés Cornejo, Halina y su esposo Basilio, Teresa Piñero, Ana Persoglia, Malena Nougués, Julieta Silveyra y Pancha Schoeffer, y vinieron como visitantes unas señoras que están empezando el lento, largo y maravilloso camino de vivir las ejercitaciones que nos dio Bernardo.
Fue un rato de mucha gracia de Dios; luego de presentarnos para saber con quién tendríamos la suerte de compartir ese rato de “silencio-búsqueda-encuentro”, rezamos, cantamos y compartimos nuestra oración; al finalizar, Susana, como responsable, y los que tenemos más años en Soledad Mariana contestamos a las preguntas que nos hicieron y les contamos cómo vivíamos esta espiritualidad mariana y contemplativa en el mundo.
Terminamos el día con un ágape fraterno y una gratísima conversación de hermanos en la fe, donde parecía que nos conocíamos de siempre.
Querida comunidad, ya hace tiempo que llevamos a cabo, una o dos Gaudencias por año, y cada vez me queda más claro que lo que la gente está buscando en estas reuniones, es… por supuesto rezar, como también conocer a gente del Movimiento, -ya que no hay muchos lugares de encuentro que no sean las Escuelas-, pero muy especialmente, quieren saber qué vivimos a través de la oración y de la formación continua, en qué nos cambia, cómo modifica nuestras prioridades de vida, cómo lo llevamos a la vida de todos los días, etc.
Le agradezco a Dios todos los bienes recibidos en Soledad Mariana, y ¡qué bueno sería que los recibieran muchas, muchísimas personas más!
Los abraza de corazón,
Marcela
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