ALIANZA CON DIOS EN MARIA
Introducción:
Es la perfecta renovación de nuestro bautismo.
Tres pasos: conocer, entregarse y vivirla.
Conocer:
Conocer la oración de la Alianza.
Se la puede ver en nueve encuentros.
Entregarse:
Acto central de la Alianza.
Es una entrega mutua con María, para vivir todo “en ella”.
Se puede usar el texto de esta Alianza o hacer uno propio.
Un signo sensible.
La fecha. En la Eucaristía. Luego en cada Eucaristía podremos renovar nuestra
Alianza usando una breve frase.
Vivirla:
Esto nos llevará el resto de nuestras vidas.
Conviene hacer un plan de vida para esta vivencia.
Primera estrofa:
Invocación del nombre de María: sacar del corazón y ponerlo en la boca. Y
con ello sacamos todo lo que está en nuestros corazones y se lo entregamos a
ella.
Ella es toda abierta y relacionada con Dios y con nosotros.
Hija predilecta del Padre: María no perdió su semejanza con Dios. Por eso fue
enteramente dócil a hacer Su Voluntad.
Madre del Hijo Único de Dios: fue verdaderamente “mamá” de Jesús.
Templo del Espíritu Santo: ella obra en nosotros maternalmente,
alimentándonos con el Espíritu Santo que la plenifica.
Esposa de San José: ella tiene una relación con José esponsal y virginal plena.
Lo amó con un amor:
- Total: totalmente abierta en su relación interpersonal.
- Fecundo: se recreaban ambos en el amor.
- Libre: gozando en lo que el otro es y va siendo.
- Promocional: se promocionaban enteramente en el crecimiento como
personas.
Segunda estrofa:
Inmaculada: preparada por Dios para ser Madre de Jesús.
Madre de Dios: Madre de Jesús por obra del Espíritu Santo.
Madre de la Iglesia: Madre de los cristianos, miembros del Cuerpo de Cristo.
Asunta: plenamente glorificada.
Mediadora: en el Único Mediador. Intercede como en Caná de Galilea.
Reina: junto a Jesús, Rey del Universo. Reina sirviendo con su múltiple
intercesión.
Tercera estrofa:
Primera parte:
Ella intercede por nosotros la vida y el mandamiento nuevo del amor para que
vivamos reconciliados, y seamos uno.
Segunda parte:
Al estar tan íntimamente relacionada con la Santísima Trinidad nos lleva a ella
como el camino más corto.
Cuarta estrofa:
Queremos ver a Dios con sus ojos enamorados y amarlo con su corazón en
llamas.
De esta manera viviremos contemplativamente en ella.
Quinta estrofa:
El centro de la historia de la salvación es la Alianza.
Nosotros participamos de esta Alianza por medio del bautismo.
En el bautismo Dios nos consagra a él. Es decir, nos separa del pecado del
mundo y nos santifica con su gracia.
La Alianza con Dios en María es la renovación perfecta de nuestro bautismo.
Renovamos entonces nuestro “ser de Dios” de la mano de María.
Sexta estrofa:
Estos son los medios que tenemos para vivir nuestra Alianza con Dios en
María.
Estos medios los hemos visto en las ejercitaciones.
Séptima estrofa:
Primera parte:
La llamamos con distintos nombres, según los lugares, historias y gracias que
ella da.
La llamamos especialmente “Reconciliadora”. Con su presencia materna nos
libera, reconciliándonos con Dios y entre nosotros.
Segunda parte:
María nos une con Jesús y nos hace como él.
Octava estrofa:
Primera parte:
Nuestra Alianza no es “individualista” sino como miembros del Pueblo de
Dios. Por eso, testimoniamos la vida íntima y santa de la Iglesia.
Segunda parte:
No hay consagración ni alianza sin envío y misión.
Alianza y misión son dos caras de una misma moneda.
Nuestra misión consistirá en ayudar a encarnar en la vida diaria, la inevitable
exigencia de la dimensión mariana y contemplativa de la vida cristiana