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martes, marzo 10

ECOS DE LA MISIÓN EN EL SUR ARGENTINO (II)


De María Nougués, SM Bs. As. Centro

“Permanecemos en Jesús Vertiente de Vida” nuestro lema en esta misión enero 2020

Los tres pilares de nuestra misión para mí son
       La Comunidad, que es Jesús y María de San José en medio, es en cada encuentro-reencuentro un remanso y envío.
       La Oración, laudes y lectio de la mañana, adoración Eucarística, oración personal y comunitaria.
       La Salida, visita-encuentro, casi sacramental con los hermanos del lugar.
Atravesando estos pilares fluye la vida de unos con otros, visitantes y visitados. Entrelazándonos en las conversaciones, afirmándonos en la relación amistad-fraternidad, dejando el signo en cada visita y que este año fue el gesto de la semilla para cuidarla y ayudarla a crecer, así como el amor de Dios, que está latiendo en cada uno para crecer y hacerlo vida creciente entre todos.

Cada día de la misión tiene su propio desafío, lo trabajado durante el año en las reuniones no fue en vano, estando en el lugar, están nuestras manos y el corazón con todo lo deseado y proyectado, son nuestro barro amasado para ofrecer.

Doy gracias a Dios por todo lo que pudimos ofrecer, estar y también recibir. Pensaba en elegir algún momento en particular para compartirles, y no puedo elegir ninguno, todos son particulares, ¡todos son delicadísimos regalos para el corazón!
Esta vez, fuimos una comunidad misionera pequeña, igualmente, sabiéndonos acompañados por la oración de todos, pudimos responder paso a paso, a las exigencias que se nos venían, más todas las sorpresas que siempre se presentan.
Me nace esta vez agradecer de todo corazón a la comunidad que me es la “fuente-fuego” de este envío misionero. Agradezco mucho al Mono su entrega decidida, paciente y humilde para todos los momentos, a Pancha su incondicional servicio e incansable para todos los menesteres comunitarios, a Adrián su presencia, cariñosa, atenta y toda disponible siempre, a Alejandro su apertura y generosa docilidad a la novedad misionera (siendo que esta fue su primera estadía misionera), a Tere nuestra buenísima coordinadora, que fue guiando los pasos de cada día con alegría y confiada simplicidad, logrando así que pudiéramos cumplir y llegar hasta hacer visitas que no habíamos alcanzado todavía.  Y sé que me quedo corta en todo lo que digo, fuimos comunidad misionera de corazón, ¡muchas gracias hermanos misioneros!

Y sobre esta misión enero 2020 en particular podría decir muchísimo, pero por no ser larguera y confiando que se enterarán por las otras compartidas.  Deseo centrarme solamente en lo que fue pasando por mi corazón en esos días.
Todos los misioneros nos entregamos libremente de corazón a poner de cada uno lo mejor a cada día teniendo, a la vez, muy presente y vivo en nuestro interior, el proceso de la enfermedad de nuestro queridísimo hermano, sacerdote y también misionero, Fernando Gil. Lo nombramos todos los días en nuestra oración, y lo fuimos llevando en el corazón en todos los diferentes momentos.


Ese viernes, encontrados con trabajo de tijera y cartulina en las manos, a las cinco de la tarde, vimos el mensaje en el celular de la noticia de la pascua de Fernando. Al recibirla, se hizo un elocuente y profundo silencio entre nosotros, nuestro querido Fernando, que tantas veces había estado presente en esa mesa donde estábamos encontrados, ya había llegado a la meta del Cielo. Significativamente apareció Gladys, una señora con quien hemos compartido mucho, al enterarse, nos saludó uno por uno y luego como una más de la comunidad, “se quedó entre nosotros” alrededor de la mesa. Al rato, continuamos en las tareas que andábamos preparando. Gladys, cariñosamente estuvo acompañando nuestro sentir, así, estando y hasta el final del día sumándose a las actividades en capilla etc. ¡Fue un gesto delicadísimo de ella e invalorable!
El clima de la preparación de cosas en que estábamos era para la boda que se haría al día siguiente. Significativo, nuestro hermano mayor Fernando entró a la felicidad de sus bodas eternas con Dios Padre, y desde allí, nos acompañó en este casamiento de Vero y Cristian. La celebración fue presidida por el padre obispo Chaparro, quien con profundo afecto lo nombró a Fernando en la misa de esponsales celebrada, en entrañable comunión con el gozo nupcial de Fernando y la alegría de los novios de Río Villegas, pusimos todo de  nuestra parte para aportarle el salero musical con energía y entusiasmo.
La misión esta vez fue especialmente una Boda. El paraje estuvo de fiesta con este lindísimo casamiento preparado con profundísimo deseo departe de los novios, participamos, colaboramos y compartimos la inmensa alegría de esta familia, que decidió llenarse de la gracia sacramental del matrimonio junto a la presencia de sus tres hijas y familiares todos. Fue un gran signo este casamiento para el lugar, los frutos sabemos que vendrán.


Termino con el corazón muy agradecido a Dios por esta misión y todo lo vivido en ella que han sido muchas cosas de aprendizaje y más conversión, todas lindísimas, pero esta vez por encima de todo le Agradezco a Dios la Comunidad Misionera que es el “fuego-fuente” de este envío a Río Villegas y que desea “Permanecer en Jesús Vertiente de Vida”

María Nougués

 

4 comentarios:

Alfredo Darmandrail dijo...

Gracias y muy lindo Maria por todo lo que nos compartiste.
La mision, misionar es algo muy misterioso y a la vez muy atrayente.
Y describis un monton de situaciones muy profundas.
Que las semillas que van regando y cuidando año tras año continuen dando estos frutos de esperanzas!

Anónimo dijo...

Gracias querida María por todo lo que nos compartís. Sé que cada año es especial en algún aspecto, y este año la presencia espiritual de Fernando lo fue. Gracias! es muy lindo seguirlos, y también ver la fidelidad a lo largo de los años, que lo hacen todo más rico, y misteriosamente más nuevo.
Gracias queridos misioneros y misioneras de SM.

martinserantes6@yahoo.com dijo...

El mensaje anterior fue mío, pero me olvidé de firmar.... cariños Martín

Claudia Ponce dijo...

Querida María y hermanos misioneros de Soledad Mariana, qué estimulante es ver los frutos producidos por el Espíritu Santo cuando somos instrumentos dóciles en las manos de Dios y fieles hijos de María de San José. El Señor siga bendiciendo con abundantes bendiciones y frutos el trabajo de ese hermoso grupo!!!

Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.