NOVENA (Dia 8)
ORACIÓN INICIAL
En este Año de la Misericordia, danos María, ganar un corazón amoroso y generoso para saber perdonar y para trabajar con firmeza y constancia en la construcción de una comunidad renovada en la que vivamos con alegría el servicio mutuo aprendiendo cada día más a amar como Jesús nos amó.
Modelo nuestro, queremos amar a Jesús como vos lo amas.
MARÍA, MODELO DEL CRISTIANO DE HOY
...Los
textos del magisterio que hemos consultado nos han mostrado diferentes rostros,
aspectos y virtudes de María que la Iglesia y cada cristiano están invitados a
imitar y seguir a fin de alcanzar la perfección evangélica.
Si nuestra consulta hubiera interrogado
la larga historia de la espiritualidad
mariana, habríamos podido constatar con facilidad cómo en diferentes épocas
y lugares se descubrió y mostró uno u otro aspecto de la santidad ejemplar de
María. O, si se prefiere hablar de otra manera, cómo María se hizo presente
mostrando, según aspiraciones y esperanzas, diferentes virtudes cristianas que
el Espíritu deseaba regalar, valiéndose de su ejemplo y mediación, como así
también de nuestra libertad y cooperación.
Valgan, para ilustrar lo recién dicho,
estos pocos datos de muestra. En los primeros siglos cristianos se vio y se
mostró a María como modelo eximio de una vida consagrada en la virginidad. En
los ámbitos monásticos medievales europeos brilló como ejemplo en el orden de
la humildad y la obediencia. En el oriente bizantino y eslavo se la presenta
como imagen de la sabiduría y la ternura. En nuestra Latinoamérica
contemporánea, en consonancia con las aspiraciones de nuestros pueblos, se la
descubre como modelo de libertad, contemplación y evangelización integral.
Cada uno de nosotros, además, sentirá particular atracción hacia uno u otro
aspecto de la santidad modélica de María. En esto influye nuestra sensibilidad,
educación, historia personal, relaciones, anhelos, experiencias de vida y otras
mil circunstancias que la gracia de Dios utiliza como vehículos y mediaciones.
Cada uno, en última instancia, es el
propio juez de la validez de sus opciones en la línea de la imitación mariana.
No obstante, los rasgos señalados por la tradición y el magisterio son de
alcance universal y hasta pueden servir como criterios para discernir la
validez de nuestras inclinaciones individuales. Me explico: pretender imitar a
María como modelo de ama de casa y amable vecina, dejando de lado su fe y
servicio, sería una lamentable reducción. (B.Olivera. en Siguiendo a Jesús en María)
La figura de María es un
modelo claro y perfecto para los que queremos vivir contemplativamente en el mundo. Ella no defrauda las esperanzas
del hombre contemporáneo, sino que, por el contrario, puede ser tomada como
espejo de estas esperanzas.
Y Ella no es una espectadora pasiva de
la historia humana. Ella es protagonista junto a Jesús de esa historia,
participando de una manera activa y responsable en la obra de la redención.
María de Nazaret no es mujer
dubitativa, indecisa, temerosa. Su sí en la Anunciación fue un sí
decidido. María
es la mujer fuerte que conoció la pobreza y el sufrimiento, la huída y el
exilio. Fue una mujer de acción: no solo escuchó la palabra de Dios sino que la
puso en práctica. Fue mujer que amó hasta el heroísmo; sino, mirémosla ahí de
pie junto a la cruz. Ella, María, ofrece al cristiano de hoy el modelo perfecto
del discípulo del Señor: constructor de la sociedad terrena, pero peregrino hacia la patria verdadera; promotor
de la justicia que libera al oprimido y de la caridad que socorre al
necesitado, pero sobre todo testigo activo del amor que edifica a Cristo en los
corazones.
PAUTAS PARA LA REFLEXIÓN
¿María de Nazaret fue espectadora o
protagonista de la historia humana? ¿Estamos dispuestos a tomarla como modelo de nuestra vida? ¿Qué nos conduce María como modelo para nuestra vida de cada día?
Presentamos nuestra petición personal y rezamos tres Ave Marías
ORACIÓN FINAL
"Acuérdate, piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir, que ninguno de los que han acudido a tu presencia, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, ha sido abandonado de vos.
Animados por esta confianza, a vos también acudimos Oh ¡Virgen, Madre de las vírgenes! y aún gimiendo por el peso de nuestros pecados, nos animamos a comparecer ante tu presencia soberana. Oh. Madre de Dios, no deseches nuestras súplicas sino más bien escúchalas y acógelas favorablemente, por Jesucristo Nuestro Señor. Amen."