Estamos
transitando el Adviento. En pocos días más celebraremos el nacimiento del “Dios
con nosotros”. Felices y expectantes oremos con unción para que Jesús renazca
en nuestro ser con toda su Luz, Paz y Verdad.
¿Y quién
mejor que María, la del vientre habitado
por la Gracia. Quién mejor que María la que vivió el viaje y el pesebre. Quién
mejor que María la que lo acunó en sus
brazos, adormeció con su voz, lo alimentó en sus pechos, quién mejor que María
para acompañarnos e iluminarnos en este tramo del camino?.
Acudamos a ella con fe y esperanza diciéndole: “Madre,
te pedimos guíes la meditación y conversión en este Adviento”.
Los invito ahora a
hacer una pequeña contemplación con los
ojos puestos en María.
MARÍA Y SU ESPERA
María que ríe y sueña.
María que cree y ora.
María que encuentra a Dios
en el maná y en la rosa.
María que escucha al ángel.
María que lo interroga.
María que da su sí
en libertad y sin demora.
María la solidaria.
María joven inquieta,
María sabe en certeza
que Dios cumple su Promesa.
María está consagrada,
le aguarda ahora la espera,
espera de la Esperanza
que va encarnándose en ella.
María la sin pecado,
mediadora y misionera,
María la compañera
va compartiendo su Espera.
María te está buscando
para que esperes con ella,
una espera en el Amor,
un Amor que es todo entrega.
María de las Mercedes