San Lorenzo, 26 de junio de 2010
Muy Queridos Todos,
En ocasión de cumplir la Parroquia de San Lorenzo 50 años de su fundación, hemos tenido la gracia de recibir la visita por tres días consecutivos de la Virgen María del Milagro, patrona de la ciudad de Salta, se sabe de su existencia en nuestra Iglesia Catedral desde el año 1582.
El 8 de diciembre de 1658 el pueblo salteño fue consagrado al Corazón Inmaculado de María y años después, el 13 de septiembre de 1692 cuando la tierra empezó a temblar fue por la intercesión de la Madre de Dios, cuya imagen cayó de 6 metros de altura, permaneciendo intacta, que el pueblo hizo penitencia. El Cristo del Milagro, a raíz de una visión de un sacerdote jesuita fue sacado en procesión y entonces cesaron los terremotos y sobrevino la paz. Desde entonces son innumerables los milagros obrados a favor de sus hijos y el pueblo fiel todavía rememora esta fecha con oraciones y procesiones en el mes de septiembre todos los años.
Esta imagen de la Virgen es la que estuvo en nuestra Parroquia durante tres días en esta bendita semana de junio. Queremos entonces compartir con ustedes un poquito de la infinita gracia que fue para nosotros esta nueva Visitación de María.
Un mes antes comenzamos a organizarnos para preparar y dar a conocer a la comunidad tan importante visita. El Grupo de Oración “San Lorenzo” formado por diez mujeres pertenecientes a Soledad Mariana, junto a cinco señoras de La Legión de María nos distribuimos los barrios y las zonas más alejadas y organizamos pequeños encuentros, inspirados en los Encuentros de la Virgen escritos por el P. Martín y Thelma. Visitábamos los oratorios o las capillitas y allí con la gente nos fuimos conociendo, abriendo el corazón, empezábamos cantando un canto a María, luego leíamos el Evangelio (Anunciación-Visitación) lo comentábamos entre todos y les contábamos sobre la visita de María del Milagro, refrescábamos la historia de su advocación y también hablábamos de las distintas advocaciones, de la fe y la aceptación de la voluntad de Dios de parte de María. Pedíamos por sus intenciones, sus enfermos, sus problemas, rezábamos juntos un misterio del Rosario, bizcochos y mate de por medio.
Los encuentros fueron diferentes en cada barrio, pero eso sí había chicos por todos lados y también gente mayor que con su simpleza y sabiduría aportaban luz en esas noches frías y oscuras. Verdaderamente gozamos mucho ese contacto con la gente del pueblo, fue una fiesta para ellos y para nosotros. En esta mini- misión hubo una preparación de los corazones y una concientización del hecho importante que iba a tomar lugar, una de las gracias más grandes recibida fue el compartir vivencias entre personas que no nos conocíamos y que a partir de ahora se ha creado un vínculo de amor y cercanía por Ella y en Ella.
Me viene a la memoria la Carta de Piedad Popular, escuchando sus deseos vimos que todos querían “caminar” con la Virgen, no se trataba de “esperar” en la Iglesia su llegada, sino de ir como Pueblo de Dios a recibirla al puente que cruza el río a la entrada de la Villa. No importaba que fuera de noche y que hiciera frío, que hubiera que caminar más de dos kilómetros lo importante era peregrinar junto a Ella todos, como hijos creyentes y humildes de una misma Madre, unidos, rezando, cantando gozosos con antorchas encendidas
Tres días de oración continúa, tres misas diarias, consagración de las familias, adoración mariana al Santísimo Sacramento estuvo a cargo de Soledad Mariana y lo hicimos rezando las Alabanzas a la Virgen Madre o Akathistos, también tuvimos que organizar y dirigir el Rosario de las Familias, hubo cantatas de los jóvenes y visitas permanentes de todos, abundantes confesiones, la Iglesia llena a toda hora… ¡Y Ella con su maternal presencia llenaba todos los espacios y nos cubría con su manto a todos, sin distinción!
Estuvimos de fiesta, ayer la Virgen partió a visitar otras comunidades ya que son cinco las parroquias que cumplen 50 años. Todos lloramos de emoción al despedirla con banderas y pañuelos, con salvas y campanas, María nos visitó y nos trajo a su hijo Jesús y ante este hecho inédito para el pueblo de San Lorenzo, de una cosa podemos estar bien seguros: Ella es la que reúne, la que convoca, la que moviliza y la que “despierta el corazón filial y fraterno” de todos los hombres y mujeres de fe. Quiera Dios que sigamos viviendo con el corazón rebosante de gratitud al servicio de todos. ¡Gloria a Dios!
Un abrazo a todos y cada uno desde San Lorenzo- Salta, con mucho cariño,
Andrea BV