Queridos amigos:
Pensar que hace un mes que estábamos reunidos con el grupo de
Soledad Mariana de México nos parece una eternidad… y ¡hace tan poco!
Podríamos contarles paso a paso lo vivido en este nuevo Encuentro que
tuvimos, del 17 al 19 de febrero pasado, en las tierras de la Morenita, pero
quizás sea mejor que las imágenes hablen por sí mismas.
Un encuentro verdaderamente fraterno y hermanado por nuestra
espiritualidad mariana y contemplativa que rompe toda barrera de distancia o de
diferentes nacionalidades. Lo hemos vivido con Perú y ahora en México también.
Sí, somos una familia que crece por el mundo. ¡qué maravilla!
El tema que tomamos para trabajar fue “La Contemplación”. El Padre Bernardo nos dio las charlas que fuimos ahondando y tratando de internalizar un poco más, ayudados por las distintas dinámicas de trabajo. Horas de soledad y silencio, para luego en binas o trinas compartir en solidaridad.
El tema que tomamos para trabajar fue “La Contemplación”. El Padre Bernardo nos dio las charlas que fuimos ahondando y tratando de internalizar un poco más, ayudados por las distintas dinámicas de trabajo. Horas de soledad y silencio, para luego en binas o trinas compartir en solidaridad.
Fue una gran FIESTA y qué decir cuando entró al salón la sorpresa que
nos tenía preparada Rodolfo: unos mariachis que irrumpieron para cantarle a la
Virgencita las mañanitas. ¡qué emoción! Algunos reíamos otros llorábamos…
muchos cantábamos y también bailábamos para la Madrecita nuestra Reina de
Guadalupe.
Y llegó el momento de despedirse después de haber renovado la Alianza del
Movimiento y haber proyectado el año de oración-ejercitación tanto en lo particular
como lo grupal. Promesas de encuentros mensuales a los que nos uniremos desde
aquí aprovechando la tecnología…
Cercanos a cumplir 10 años de presencia en México, descubrimos… ¡sí!
descubrimos en este encuentro lo que significa la contemplación y esta
propuesta de vivir contemplativamente en el día a día de cada uno de la mano de
María. Fue una verdadera renovación del deseo de seguirlo a Jesús en Ella sabiendo
que caminamos juntos.
Y ahora solo deseamos decir a Dios: ¡Somos tus hijos que con Jesús
clamamos “¡Abba, Padre!” ¡Gracias Dios por tanto amor derramado entre nosotros!
Y como dijimos al principio: ¡que el resto lo digan las imágenes! Dios
quiera que puedan transmitir la abundante gracia recibida y vivida.
Con un abrazo grande en Ella a quien le entregamos una vez más el
Movimiento y que en el hueco de su manto le recordamos que está cada uno de ustedes con sus
intenciones…
María y Malena