UNA EXPERIENCIA DE ENCUENTRO en la FE.
¡¡Paz y alegría en Jesús que nos envía!! Les quiero compartir algunas de la vivencias que rezadas se van convirtiendo en experiencias. En determinados momentos lograba un hueco silencioso para ir orando, rumiando lo que Dios nos estaba regalando en estos días. Aquí van algunas de estas reflexiones a modo de testimonio. Disculpen anticipadamente las desprolijidades en la escritura, no me propuse escribir un libro ni elaborar un preciso artículo, sólo es un COMPARTIR… que fui terminando en el viaje de 46 hs. de ómnibus desde Río hasta Moreno.
La fe: camino de encuentro
Eso es la fe: un encuentro en camino. Este ENCUENTRO, nos enciende, despierta, nos alienta, nos hace descubrirnos y vivirnos como hermanos, abre a la comunión en su diversidad, y nos envía al otro para vivir más encuentro. El verdadero encuentro es "difusivo", contagioso, nos humaniza, nos sana y hace plenos.
¡Esto es lo que estamos viviendo aquí con los jóvenes en esta primera semana misionera en Porto Alegre preparándonos para Río! La misión es ir al encuentro, por eso la fe nos une, nos lleva a valorar al otro en su ser tesoro y don de Dios. El otro es "palabra de Dios".
Nuestros hermanos de Porto Alegre hace dos años que se vienen trabajando y organizando (con no pocas dificultades), preparando el corazón y sus hogares para recibirnos y brindarnos lo mejor. La fe sale al encuentro, y cuando el otro llega es abrazado, como la parábola del Padre Misericordioso (Lc. 15).
La fe también es hospitalidad de Cristo que viene en el hermano. Aquí, como nos enseñan, la arquitectura de las iglesias es barroca, y al igual son ellos: llenos de detalles para con nosotros que nos hacen bien y no nos agobian. Detalles tales como hacer "choripán" en honor nuestro, detalles como el darnos parte en sus liturgias festivas, en las canciones… etc.
Otra riqueza de este encuentro es el intercambio de experiencias en relación a la vida de fe, a nuestra pastoral, en relación a las comunidades. Era bonito poder dialogar con frecuencia acerca de nuestros desafíos, de las esperanzas y temores, de lo diverso en nuestras iglesias particulares o comunidades.
En estos días tuvimos hondos encuentros de oración, de reflexión, de catequesis-testimoniales. Testimonios de fe donde el protagonista es Jesús y su obra en nosotros. Compartimos momentos de canto, de baile, de fiesta, de caminatas conociendo las realidades de la ciudad y de la Iglesia que peregrina allí… Una que nos impactó fue el encuentro con niños y jóvenes en situaciones de alto riesgo (abandonados, golpeados, abusados, etc.) y que son recibidos, contenidos y amparados por el hogar de "Pai do Pobres". Allí viven 400 chicos y tuvimos oportunidad de estar una tarde (en pequeños grupos) dialogando, jugando a las cartas, tomando un "suco" (jugo) y escuchando algunas de las dramáticas y heridas historias… Salimos en silencio para luego ir a la Eucaristía (que casi siempre eran en portugués). El Espíritu Santo siempre ilumina y da su dones como Padre de los Pobres, para encontrarnos y comprendernos.
Ya en Río de Janeiro en la JMJ
La jornada mundial de la juventud (JMJ) fue una experiencia de…
Peregrinación – Conversión.
Encuentro – Comunión
Fiesta – Misión.
Y estas experiencias fueron siempre atravesadas, motivadas y coronadas por la FE. Una fe eclesial, comunitaria…
Quisiera volver sobre la hospitalidad de nuestros hermanos de Brasil. Tanto durante la llamada "Semana Misionaria" como durante la JMJ, esta hospitalidad nos facilitó vivir estas experiencias mencionadas arriba. La hospitalidad sobreabundó incluso cuando las dificultades eran como las nubes que suelen envolver al Cristo del Corcovado. Dificultades hubo muchas, pero paz, confianza, solidaridad y alegría, más. Ya nuestro Padre Obispo, Fernando Maletti, en la oración de despedida en la Catedral nos habló de ellas (aunque en el momento mucho no lo entendimos): "Las dificultades serán muchas, pero vivan y vayan a lo más profundo de este encuentro de fe". Así todo se iba tejiendo para que viviéramos un ENCUENTRO despojado y verdadero con Jesús y los hermanos.
El Papa Francisco: testigo motivante del encuentro.
Su figura, presencia, testimonio fue multiplicador y dinamizador de estas experiencias de fe. Francisco despertó emoción, alegría, júbilo, llanto, deseos de seguir a Jesús más de cerca, y nos desafió a SALIR al ENCUENTRO, y a no dejarnos excluir. No excluir ni acallar la voz ni la vida de los más jóvenes ni de los más ancianos. Unos y otros son la riqueza del pasado y futuro para el hoy. Su sonrisa, su mirada, su pasar en medio nuestro, sus gestos, sus palabras son un imán. Fascinan y atraen el corazón para el silencio que escuchar, para el grito de alegría, para extender las manos y recibir su bendición, para cantarle de corazón. Sus palabras (sobre todo en su lengua materna) son fuertísimas, tienen una tonalidad que entran hondo, sin violencia y mucha paz. Movilizan sin escandalizar.
La presencia de María Peregrina
Por equivocación de los "motoristas" (nombre portugués a los choferes) o por falla del GPS, es que pasamos a cuadras del Santuario de Aparecida.
Qué sorpresa y qué regalo!!! Sentí que pasaba por un lugar sellado por el Espíritu Santo que anima a la Iglesia en nuestras tierras.
Casi la mayoría de las parroquias o santuarios que visitamos en Porto Alegre fueron marianos. "Catedral Mai de Deus", Nuestra Señora de los Dolores, Nuestra Señora del Rosario, Virgen de los inmigrantes, inmaculado corazón de María… etc.
En Río el Papa Francisco ofrece una imagen de la Purísima de Luján para que se construya una ermita en una favela. Sobre Aparecida volveré al final.
Las catequesis de nuestros Pastores
Momentos de canto, de oración, de animación y fiesta, momento de escucha de la Palabra de Dios y su "eco" en la reflexión de dos obispos de nuestro país. Las catequesis se realizaban en 264 puntos de la ciudad en diferentes idiomas. En nuestra Parroquia éramos unas 500 personas de 9 países hispanoparlantes a Merlo-Moreno nos pidieron la animación musical, la liturgia y la coordinación de los trabajos en grupos. Un poco improvisado pero le pusimos el corazón.
El Corcovado
Es imponente, es un lugar que te hace rezar y al principio todos quieren sacar fotos, luego el silencio crece y vamos contemplando desde Jesús la ciudad que se ve a lo lejos, poco a poco se encienden las luces… Este es un lugar que da ganas de venir a pasar todo un día de desierto.
La peregrinación hacia la Vigilia Final.
Camino de Iglesia, de fraternidad, de Comunión, de oración, fiesta y bailes. Caminamos 9 km desde la Estación Central de Río hasta Copacabana. Hubo un operativo de seguridad impresionante. Cerca de 3 millones y medio nos empezamos a movilizar entre las 14 y 18 hs hacia el sector de la Vigilia. Es difícil de contar la cantidad de gente, pero la sensación es que son como tres o cuatro "peregrinaciones a Luján" juntas. El colorido de las banderas y los cantos en idiomas distintos hacer ver la riqueza de la Iglesia. Durante la caminata ofrecí a todos los que me pidieron oración. El silencio de la oración se convertía en canto o aclamación de vez en cuando con expresiones como estas: "ESTA ES LA JUVENTUD DEL PAPA…" o "Lo dice el Papa, lo dicen los obispos, la juventud es lo mejor que tiene Cristo" o el estribillo del Himno de la JMJ. "CRISTO NOS INVITA, VENGAN MIS AMIGOS, CRISTO NOS ENVÍA, SEAN MISIONEROS".
Llegamos al sector 4, unas 15 cuadras aprox. del escenario principal, pero cerca de las vallas por donde pasará el Papa. Encontramos un espacio para los casi 60 que fuimos a la Vigilia. No entraba un alfiler. Las fotos aéreas son testigo de ello. Pusimos nuestros aislantes y las bolsas de dormir, estaba fresco y nos unimos a las canciones y oración. Todos teníamos un "kit" de merienda, cena y almuerzo que íbamos abriendo para saciar un poco el hambre.
Fue una noche para cantar, orar, bailar (aunque apretujados), mirar por pantallas gigantes, en silencio, a Jesús expuesto en la Eucaristía. Se hizo un silencio profundísimo y llamativo durante toda la Adoración. Luego nos adentramos al descanso… y nos fuimos durmiendo con una música suave que ponían de fondo…
Al despertar nos preparamos para recibir al Papa. Nos agolpamos tras las vallas. Eso era un crisol de bandeiras, y sinfonía de canciones. Pronto vimos por las pantallas que el Papa comenzaba su recorrido por toda la playa y pronto pasaría frente a nosotros. Así se acercó, tuvimos la gracia de que disminuyó la velocidad para besar a un niño y cuando pasó delante nuestro le arrojamos (junto a otro joven) una bandera con la imagen de la Guadalupana que decía Diócesis de Merlo- Moreno, Arg. Las banderas entraron milagrosamente (sobre todo por mi usual mala puntería) en el "Franciscomovil". Luego nos volvimos a nuestro lugar y participamos de la Eucaristía, hasta retirarnos hacia el Metro para encontrarnos con nuestros ómnibus y volver a Buenos Aires.
El último tramo de la peregrinación: Santuario de Aparecida.
Aparecida nos dejó con hambre de más. Sabiendo el camino, no podíamos quedarnos tranquilos y sólo pasar a pocas cuadras. Así que nos propusimos pasar a saludar a la Virgen. Fue una corta visita y otra experiencia de hospitalidad de los hermanos redentoristas.
El lugar es cautivante, majestuoso. Es un santuario enorme que recibe muchísimas personas. Lugar de oración donde la presencia de María hace que te encuentres con una calidez especial con Jesús. Es un lugar significativo por lo acontecido en el 2007, aquí fue "cocinado" el documento de Aparecida. El documento es el fruto de un acontecimiento eclesial importante para nuestra América Latina. Es muy emotivo saber que, hace unos días, Papa Francisco estuvo aquí; y que hace unos años nuestros pastores se encontraron a orar y discernir los signos de Dios en los signos de este tiempo. Allí perdí mi rosario que uso como signo de presencia de Ella y que sujeto a mi cintura y a mano para la oración y recuerdo de Ella. Tengo la esperanza de volver, no tanto para recuperarlo sino para poder visitar a María en su casa de Aparecida. Todo en manos de ELLA que nos regaló esta experiencia de ENCUENTRO, PEREGRINACIÓN, FIESTA DE FE.
Gracias a todos por sus mensajes y recuerdos en la oración. Podría escribir horas y estar otro tanto contándoles anécdotas, pero es lo que ahora tengo en el corazón para compartir. Abrazo en María del Encuentro, espero poder abrazarlos en el Encuentro Gral de SM en agosto.
Su "irmao".
Adrián
Moreno, 31 de julio de 2013