En la mañana del primer domingo de Cuaresma de 1409, cuando se dirigía a predicar en la homilía de la Misa mayor en la Catedral de Valencia, el religioso de la orden mercedaria, Fray Juan Gilabert Jofré, observó, durante el trayecto, que un grupo de muchachos maltrataba cruelmente a un pobre loco. Intervino el fraile en socorro del enfermo y después detener y reprender a los jóvenes.
Impresionado por el suceso modificó el contenido de su sermón, incluyendo en él una a llamada a la caridad y a favor de los que abandonados a su miseria por las calles, eran sujeto de toda clase de abusos.
Sus palabras calaron en el corazón de los presentes, entre los cuales se encontraba un mercader llamado Lorenzo Salom, de tal manera que diecinueve días después el Consejo General de la Ciudad estudiaba la iniciativa y dos meses y medio más tarde comenzaban las obras de un hospital con esta finalidad. Con la idea de apoyar al Hospital surgió una Cofradía o hermandad con mayores recursos materiales y humanos. Sus miembros se propusieron practicar las mismas obras de misericordia del hospital y además, asistir al entierro de los dementes y cofrades, sufragar gastos del Hospital y de actos religiosos. El celo y entusiasmo de esta Cofradía pronto quiso ampliar el campo de sus asistencias más allá del Hospital desamparadas.
En este contexto, se vio la necesidad de proporcionar una nueva imagen de la Virgen para representar el patrocinio sobre los dementes del Hospital y la piadosa Cofradía, por lo que, sin pretenderse, había surgido una nueva advocación la Santísima Virgen destinada a tener un alcance universal. Por decreto del Rey Fernando el Católico firmado en Barcelona el 3 de junio de 1493, la advocación recibió el título de Nuestra Señora de los Inocentes y de los Desamparados.
Lectura: Jn 3, 16-17
"Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él".
Reflexión
"Dios se hizo Hijo del hombre para que nosotros nos convirtiéramos en sus hijos, (…) un gran misterio del amor que nunca termina de sorprendernos. La salvación dada por Dios, capaz de suscitar la alegría y la confianza incluso en el día oscuro de la prueba, debe ser testimoniada al mundo, de forma que la humanidad entera acuda a esas fuentes de paz, de alegría y de libertad". "No hay nada más hermoso, urgente e importante que volver a dar gratuitamente a los hombres lo que hemos recibido gratuitamente de Dios (…) La Virgen María, que no comunicó al mundo una idea, sino a Jesús mismo, es modelo incomparable de evangelización. Invoquémosla con confianza, para que la Iglesia anuncie
también en nuestro tiempo la buena nueva de que Dios "tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo para que el mundo se salve por medio de él". (S.S. Juan Pablo II. Audiencia General. 17 de abril de 2002)
Oración
María del Amparo:
Hoy vengo a rezarte por todos los que caben en las letras de tu acogedor título:
Ampara bajo tu manto protector a todos los destechados que sufren la intemperie.
Mira con entrañas de misericordia a cuantos padecen cualquier tipo de miseria.
Protege a todos los que sus familias y la sociedad tienen desprotegidos.
Acoge en tu cálido regazo a cuantos se sienten solos, tristes y afligidos.
Recoge entre tus brazos maternales a todos los hijos pródigos huidos del Padre.
Ofrece tu corazón sensible a cuantos sólo hallan insensibilidad y rechazo.