NOVENA (Dia 7)
ORACIÓN INICIAL
En este Año de la Misericordia, danos María, ganar un corazón amoroso y generoso para saber perdonar y para trabajar con firmeza y constancia en la construcción de una comunidad renovada en la que vivamos con alegría el servicio mutuo aprendiendo cada día más a amar como Jesús nos amó.
Modelo nuestro, queremos amar a Jesús como vos lo amas.
SANTA MARÍA LIBERADORA
Si conocíamos a Juan Pablo como el Papa
de la consagración mariana, ahora lo conocemos también como el Papa de la fe de
María. Sin haber leído con el detenimiento este enjundioso documento, constato
enseguida que María está también presente en el misterio de la Iglesia como
modelo de madre y virgen (RM, 42-44), y como: (...)
– “La imagen más
perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad y del cosmos”
(RM,37).
– “Figura que
proyecta luz sobre la mujer en cuanto tal..., espejo de los más altos
sentimientos de que es capaz el corazón humano: la oblación total del amor, la
fuerza que sabe resistir a los más grandes dolores, la fidelidad sin límites,
la laboriosidad infatigable y la capacidad de conjugar la intuición penetrante
con la palabra de apoyo y de estímulo” (RM, 46).(B.Olivera. en Siguiendo a Jesús en María...)
El hombre de nuestro tiempo tiene
sentido de su libertad; la aprecia enormemente. Sin embargo, nuestro tiempo es
un tiempo lleno de amenazas dirigidas contra la libertad humana, la conciencia
y la religión. Por eso, el hombre de hoy vive intranquilo, inquieto, tiene
miedo de ser víctima de una opresión que lo prive de la libertad interior, que
le quite la libertad de expresar su verdad; de profesar su fe; que le impida
seguir la voz de su conciencia.
Esa es la ambigüedad de nuestra
época: la libertad que se eleva como un valor precioso en medio de nuevas
formas de esclavitud que surgen. Por eso, hoy más que nunca debemos poner
nuestros ojos en Jesús, que nos redimió para que gocemos de la libertad. Por
eso, hoy más que nunca debemos poner nuestros ojos en María, madre liberadora;
en María que cooperó con Jesús en la liberación de los hombres de todo mal. No
nos olvidemos en esta hora de ella, la virgen que cantó el Magníficat, el himno
de aquellos que en su sufrimiento confían en el Dios que libera.
Confiemos nuestra libertad a María,
a ella que conoce todo lo que puede oprimirnos, esclavizarnos, humillarnos; a
ella que como madre bondadosa nos libera del egoísmo, del orgullo, de la
ambición y la envidia que generan injusticia, dominación, violencia, lucha,
corrupción, miseria. Ella nos libera del pecado que aleja de Dios y destruye la
dignidad humana. Ella nos libera de la cautividad, del hambre y la miseria, que matan nuestra esperanza y no dejan lugar para creer. Ella nos
libera como liberó al cautivo de otras épocas, suscitando redentores para que
liberen con ella; saliendo con ellos al encuentro del hombre sufriente para
procurarle la libertad y permitirle que siga peregrinando en la fe hacia la
plenitud del encuentro con Dios.
Miremos a María y pongamos en ella
nuestra esperanza de libertad.
PAUTAS PARA LA REFLEXIÓN
¿De qué tiene miedo el hombre de
hoy? ¿Por qué debemos mirar a Jesús, por qué debemos mirar a María? ¿De qué nos
libera María?
Presentamos nuestra petición personal y rezamos tres Ave Marías
ORACIÓN FINAL
"Acuérdate, piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir, que ninguno de los que han acudido a tu presencia, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, ha sido abandonado de vos.
Animados por esta confianza, a vos también acudimos Oh ¡Virgen, Madre de las vírgenes! y aún gimiendo por el peso de nuestros pecados, nos animamos a comparecer ante tu presencia soberana. Oh. Madre de Dios, no deseches nuestras súplicas sino más bien escúchalas y acógelas favorablemente, por Jesucristo Nuestro Señor. Amen."