En 1634 de paso por la ciudad rumbo a la Reducción de San Ignacio Miní, un artista de fina
sensibilidad, el Hermano Luis Berger y a pedido de los Congregantes Marianos, accedió gustoso a representar la Mujer del capítulo 12 del Apocalipsis. El cuadro se llamó como la Congregación mariana: "de la Pura y Limpia Concepción". Fue plasmada en un lienzo que mide 1,33 x 0,96 m y que actualmente se venera en el Santuario de Nuestra Señora de los Milagros de Santa Fe.
El 9 de mayo de 1636 el cuadro de la Inmaculada comenzó a derramar hilos de agua e inmediatamente comenzaron a producirse milagros de sanación.
El 9 de mayo de 1936 el Papa Pío XI otorgó la Coronación Pontificia al cuadro de Nuestra Señora, cambiándolo al centro del altar mayor.
Nuestra Señora de los Milagros, fue declarada Patrona de la Provincia Argentina de la Compañía de Jesús.
Lectura: Lc 1, 39-40
Se puso en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Reflexión
"María misionera salió de Nazaret simplemente para servir. Servía a Dios y serviría a su pariente necesitada. Había tocado su alma el que vino a servir y no a ser servido, y al instante dejó la Virgen el calor del hogar. Optó por el riesgo del camino de Jesús. Notable enseñanza la suya. No se entretuvo fuera de la vivienda de Isabel. Nos dice el Evangelio que entró a la casa. No le basta al misionero un saludo al pasar, ni las distracciones de afuera. Ha de entrar apenas abierta la puerta, como Jesús en el corazón de la humanidad".
(Cardenal Francisco Javier Errázuriz. Homilía en la Eucaristía Conclusiva de la Conferencia de Aparecida. 31 de mayo de 2007)
Oración
Inmaculada Virgen María, Nuestra Señora de los Milagros, Madre de Dios y Madre Nuestra, que tantas gracias y beneficios alcanzas de Dios para los que te invocan ante esta imagen de tu Purísima Concepción.
Míranos benignamente y extiende, Madre dulcísima, el celeste manto de vuestra protección sobre toda la Iglesia, rogad por todos los cristianos, dilatad y exaltad la Fe Católica por todo el mundo, convertid a los pecadores, afianzad la paz entre los pueblos, conservad la inocencia de la niñez, la devoción fervorosa de los que celebran con júbilo vuestra maternal protección, y dadnos a todos la prosperidad conveniente para la mayor gloria de Dios, honra vuestra y bien de nuestras almas. Amén.