DÍA DE NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES
ORACIÓN INICIAL
En este Año de la Misericordia, danos María, ganar un corazón amoroso y generoso para saber perdonar y para trabajar con firmeza y constancia en la construcción de una comunidad renovada en la que vivamos con alegría el servicio mutuo aprendiendo cada día más a amar como Jesús nos amó.
Modelo nuestro, queremos amar a Jesús como vos lo amas.
NUESTRA SEÑORA DE LA ALIANZA
Dando otro paso adelante, decimos: la
soledad y la solidaridad de María confluyen en una única y doble realidad: la alianza con Dios y con los hombres.
Gran razón tenían nuestros Obispos,
reunidos años atrás en Puebla cuando hablando de María, nos decían: “Toda de
Cristo y con Él, toda servidora de los hombres” (294). No en vano ella es la
más perfecta discípula de Aquel que “aparece actuando en la historia de la mano
de su Padre” (276). En consecuencia, los ciudadanos del Pueblo de Dios “deben
caminar por la tierra, pero como ciudadanos del cielo, con su corazón enraizado
en Dios, mediante la oración y la contemplación. Actitud que no significa fuga
frente a lo terreno, sino condición para una entrega fecunda a los hombres.
Porque quien no haya aprendido a adorar la voluntad del Padre en el silencio de
la oración, difícilmente logrará hacerlo cuando su condición de hermano le
exija renunica, dolor, humillación” (251).
En fin, si aceptamos a María como
cautivante modelo, ella nos hará participar de su gracia. Podremos así ver y
unirnos a Dios con los ojos de María, latiendo con su corazón, obrando con sus
manos y testimoniándolo con su vida.
La soledad y solidaridad de María es una
total apertura al poder del Padre, a fin de que se haga carne en el Hijo y
salvador de los hombres, por quien todos somos uno en el amor del Espíritu.
Soledad
Mariana – Solidaridad Mariana (B.Olivera. en Siguiendo a Jesús en María)
Nuestra Señora de la Alianza nos abre caminos de
alegría y esperanza. No precisamente de alegrías fáciles o esperanzas
superficiales y pasajeras. Sino de alegrías y esperanzas que nacen de la cruz y
echan raíces hondas de caridad auténtica y duradera. María nos enseñará a amar
con sinceridad, a rezar de veras, a sufrir con serenidad, a servir con alegría,
a esperar contra toda esperanza.
Nuestra Señora de la Alianza –al introducirnos
profundamente en el misterio pascual de su Hijo- nos hace sustancialmente
pobres y felices, serenos y fuertes, alegres y llenos de esperanza. Contemplar
a nuestra Señora de la Pascua
es meternos en su corazón fiel para gritar: “Salve, oh cruz, nuestra única
esperanza”. A partir de allí el Espíritu pone en nuestros labios: “Resucitó
Cristo, mi esperanza”. (Card. Pironio)
PAUTAS PARA LA REFLEXIÓN
¿Qué es lo que más te llamó la
atención en la reflexión de hoy? ¿Por qué maría asunta a los cielos es signo de
nuestra esperanza cierta? ¿Cómo nos sentimos después de haber rezado esta
novena? ¿cómo festejamos la fiesta de María de las Mercedes?
Presentamos nuestra petición personal y rezamos tres Ave Marías
ORACIÓN FINAL
"Acuérdate, piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir, que ninguno de los que han acudido a tu presencia, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, ha sido abandonado de vos.
Animados por esta confianza, a vos también acudimos Oh ¡Virgen, Madre de las vírgenes! y aún gimiendo por el peso de nuestros pecados, nos animamos a comparecer ante tu presencia soberana. Oh. Madre de Dios, no deseches nuestras súplicas sino más bien escúchalas y acógelas favorablemente, por Jesucristo Nuestro Señor. Amen."