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miércoles, octubre 23

Nos atañe directamente...

Catequesis del Papa: 
“María, modelo de la Iglesia


Ciudad del Vaticano (AICA): María como modelo de la Iglesia “en el orden de la fe, de la caridad y de la unión perfecta con Cristo”, según la definición del Concilio Vaticano II, fue el tema de la catequesis del papa Francisco durante la audiencia general de los miércoles que tuvo lugar en la Plaza de San Pedro y a la que asistieron alrededor de noventa mil personas. 
María es modelo de fe, no sólo porque como hebrea esperaba de todo corazón la redención de su pueblo, sino también porque con el “sí” que pronuncia en la Anunciación se adhiere al proyecto de Dios “y desde ese momento su fe recibe una nueva luz: se centra en Jesús. La fe de María es el cumplimiento de la fe de Israel y en este sentido es el modelo de la fe de la Iglesia, que está centrada en Cristo, la encarnación del amor infinito de Dios”. 
La madre de Cristo vive esta fe “en la sencillez de las mil ocupaciones y preocupaciones cotidianas; esa existencia normal fue el terreno donde se desarrolló una relación única y un diálogo profundo entre ella y Dios, entre ella y su hijo. El "sí" de María, ya perfecto desde el principio, creció hasta la hora de la Cruz. Allí, su maternidad se dilató, abrazando a cada uno de nosotros para llevarnos a su Hijo. María vivió siempre inmersa en el misterio de Dios hecho hombre, como su primera y perfecta discípula, meditando cada cosa en su corazón a la luz del Espíritu Santo, para entender y poner en práctica toda la voluntad de Dios”. 
Para explicar el segundo aspecto, María, modelo de caridad, el Papa utilizó el relato evangélico de la visita a Isabel, su prima. “Visitándola –dijo el Santo Padre- María no le dio sólo ayuda material -que es importante- también le llevó a Jesús, que ya vivía en su seno. Llevar a Jesús a aquella casa significaba llevar la alegría, la alegría plena la que procede de Jesús y el Espíritu Santo, y se expresa en la caridad gratuita, en el compartir, ayudarse, comprenderse. María quiere darnos, también a nosotros, ese gran regalo que es Jesús: y con Él su amor, su paz, su alegría. 
Así hace la Iglesia: es como María, no es un negocio, no es una organización humanitaria, no es una ONG, pero tiene el mandato de llevar a todos a Cristo y su Evangelio; no se lleva a sí misma, pequeña, grande, fuerte o débil lleva a Jesús. Y tiene que ser como María cuando fue a visitar a Isabel. ¿Qué le llevaba María? A Jesús. La Iglesia lleva a Jesús: este es el centro de la Iglesia: llevar a Jesús. Si, por hipótesis, alguna vez sucediera que la Iglesia no llevase a Jesús, sería una Iglesia muerta. La Iglesia tiene que llevar la caridad de Jesús, el amor de Jesús”. 
María es también modelo de unión con Cristo. “La vida de la Virgen santa -concluyó el Santo Padre- era la vida de una mujer de su pueblo, rezaba, trabajaba, iba a la sinagoga. Pero llevaba a cabo cada acción en perfecta unión con Jesús”. 
“Esa unión alcanza su culmen en el Calvario: aquí María se une a su Hijo en el martirio del corazón y en la ofrenda de la vida al Padre para la salvación de la humanidad. Nuestra Señora hizo suyo el dolor del Hijo y aceptó con él la voluntad del Padre, en la obediencia que da fruto, que da la verdadera victoria sobre el mal y la muerte”.+ 


¡Gracias Juan Pablo!


Juan Pablo II: 35 años del Pontificado que cambió al mundo
Ciudad del Vaticano (AICA): Hoy, 22 de octubre, se celebra la memoria litúrgica del beato Juan Pablo II. Este año coincide con el 35º aniversario del inicio de su pontificado que comenzó el domingo 22 de octubre de 1978 cuando el joven cardenal Wojtyla de 58 años de edad, hasta entonces arzobispo de Cracovia, proclamó al mundo: “No tengan miedo ¡Abran de par en par las puertas a Cristo!” e inició su pontificado, que duró 27 años y abrió una nueva época para la Iglesia y para el mundo. 
Juan Pablo II se convirtió en el 263º sucesor del apóstol Pedro y en el primer papa polaco que llegaba del Este para guiar la Iglesia. 
El 22 de octubre es la fiesta del beato Juan Pablo II, como anunció Benedicto XVI, en la solemne celebración en la que beatificó al papa Karol Josef Wojtyla, el 1 de mayo de 2011, que coincidía con el Domingo de la Divina Misericordia. Solemnidad establecida en el 2000 por el mismo Juan Pablo II, que luego cerró sus ojos a este mundo en las vísperas de la misma celebración, en 2005. 
La misma solemnidad elegida por el papa Francisco, para canonizarlo junto con Juan XXIII, el 27 de abril de 2014, que será precisamente el Domingo dedicado a la Divina Misericordia. 

Francisco reza a Juan Pablo II 
El papa Francisco, el pasado miércoles en su audiencia general, recordó que este año se cumple el 35º aniversario de la elección de Karol Josef Wojtyla como sucesor del Apóstol Pedro: 
“Encomiendo a todos los que están presentes aquí y a sus seres queridos a la celestial intercesión del beato Juan Pablo II, en el trigésimo quinto aniversario de su elección a la cátedra de Pedro y los bendigo de corazón ¡Alabado sea Jesucristo!” 
Su pontificado fue uno de los más largos de la historia de la Iglesia duró casi 27 años. Amplió notablemente el colegio cardenalicio, creando 231 cardenales -más uno "in pectore", cuyo nombre no se hizo público antes de su muerte- en 9 consistorios. Uno de los cardenales creados por Juan Pablo II fue Jorge Mario Bergoglio –hoy papa Francisco- como anunció en el Ángelus del 21 de enero de 2001, con el nombre de otros 32 purpurados. 
Cuatro años después, el cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Iglesia Argentina, celebraba la Misa en memoria de Juan Pablo II, destacaba la coherencia obediencial y trascendental de su corazón a la voluntad de Dios. 
“Recordamos a un hombre coherente, que una vez nos dijo que este siglo no necesita de maestros, necesita de testigos, y el coherente es un testigo. Un hombre que pone su carne en el asador y avala con su carne y con su vida entera, con su transparencia, aquello que predica”, decía el cardenal Bergoglio, de Juan Pablo II. 
Y añadía: “Este coherente que por pura coherencia se embarró las manos, nos salvó de una masacre fraticida; este coherente que gozaba tomando a los chicos en brazos porque creía en la ternura. Este coherente que más de una vez hizo traer a los hombres de la calle, para hablarles y darles una nueva condición de vida. Este coherente que cuando se sintió bien de salud pidió permiso para ir a la cárcel a hablar con el hombre que había intentado matarlo”. 
Es un testigo, dijo el entonces arzobispo de Buenos Aires y terminó su homilía repitiendo las palabras: «Lo que necesita este siglo no son maestros, son testigos”. 

Las cifras del Papa incansable 
Juan Pablo II ejerció su ministerio petrino con incansable espíritu misionero, movido por la caridad abierta a toda la humanidad. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. 
Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. En las 19 ediciones de la JMJ celebradas a lo largo de su pontificado se reunieron millones de jóvenes de todo el mundo. Además, su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994. 
Juan Pablo II promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones, convocándolos en varias ocasiones a encuentros de oración por la paz, especialmente en Asís. 
Bajo su guía, la Iglesia cruzó el umbral del tercer milenio y celebró el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas indicadas por él en la carta apostólica Tertio millennio adveniente; y se asomó después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la carta apostólica Novo millennio ineunte, en la que mostraba a los fieles el camino del tiempo futuro. 
Con el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, promovió la renovación espiritual de la Iglesia Realizó numerosas canonizaciones y beatificaciones para mostrar innumerables ejemplos de santidad de hoy, que sirvieran de estímulo a los hombres de nuestro tiempo: celebró 147 ceremonias de beatificación -en las que proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Proclamó a santa Teresa del Niño Jesús Doctora de la Iglesia. 
Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, a las 21.37, mientras concluía el sábado, y ya habíamos entrado en la octava de Pascua y domingo de la Misericordia Divina. 
Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro. 

El 28 de abril, Benedicto XVI dispensó del tiempo de cinco años de espera tras la muerte para iniciar la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II. La causa la abrió oficialmente el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, el 28 de junio de 2005.


Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.