En el pontificado de Juan Pablo II el Cardenal Ratzinger fue su mano derecha por más de 20 años.
Luego lo sucedió como Papa.
Pienso que el Papa Benedicto completa y complementa el pontificado de Juan Pablo el Grande.
Los dos son uno.
Pienso que los acontecimientos más importantes de la Iglesia del siglo XX han sido el Concilio Vaticano II y el pontificado de Juan Pablo II.
Pienso que con el paso de los años esto será algo claro, como una fuente constante de inspiración.
Siempre leo sobre Juan Pablo el Grande, especialmente su biografía escrita por George Weigel “Testigo de esperanza”. Y ahora leo continuamente “Dios y el mundo” un diálogo entre el Cardenal Ratzinger y el periodista Peter Seewald.
¿Porqué digo estas cosas?
Porque son un alimento cotidiano para mi vida espiritual, porque se los quería compartir.
Aquí está mi esperanza, aquí mi fortaleza para los tiempos difíciles, en Cristo el Señor.
En mi sacerdocio, Juan Pablo es mi máximo modelo en el Señor.
En mi alianza con Dios en María me pongo junto a él (el Grande) y digo:
“María, Nuestra Señora de la Reconciliación, me entrego a tu Corazón y con Juan Pablo II te digo “todo tuyo”. Me consagro para siempre, acéptame. Te hago mis votos de obediencia, pobreza y castidad.
Señora, que haya paz en el mundo, me entrego para ser instrumento de cariño, de la Misericordia que guardas en Tu Corazón, para todos y especialmente para los más necesitados de Ella.
Señora mía, Esposa mía, que así sea”.