La Diócesis de Morón, despide a su Obispo Emérito Mons. Justo Oscar Laguna
Tras su pascua ocurrida en la madrugada del jueves 3 de noviembre, los restos de quien fue el segundo Obispo de Morón, Mons. Justo Oscar Laguna, arribaron a esta ciudad e ingresaron en la Catedral después del mediodía de ese mismo día, siendo recibidos por el Párroco, Mons. Raúl Trotz; los Pbros. Fernando Laguna, Hugo Lagoria, José Luis Guglielmo y Juan Agú; personal de la Catedral, del Colegio Parroquial Nuestra Señora del Buen Viaje, y de la Curia. "Esta vez, al ingresar a la Catedral no vas a tocar la imagen de la Santísima Virgen, es Ella quien te va a tocar y te recibirá en el Cielo", expresó Mons. Trotz.
A las 15.00 hs. se abrieron las puertas de la Catedral dando inicio al velatorio con una celebración Eucarística.
Una mención especial y agradecimiento, merecen las numerosas personalidades, instituciones y organizaciones del país y del exterior, que acercaron sus condolencias.
A la tarde noche, con la presencia de sus familiares y seres queridos; de importantes figuras del quehacer político, como Felipe Solá, Ricardo Alfonsín, Martín Sabbatella, Alberto Descalzo, Lucas Gui, José Ignacio López, Oscar Parrilli y Guillermo Oliveri (Secretario General de la Presidencia de la Nación y Secretario de Culto respectivamente, quienes expresaron sus condolencias en nombre de la Presidenta, Cristina Kirchner), Carlos Custer, Félix Testone (Comisión de Justicia y Paz), Autoridades Municipales y Provinciales; de Mons. Luis Guillermo Eichhorn, quien presidió, y de los Obispos de Cruz del Eje, Mons. Santiago Olivera y de Chascomús, Mons. Carlos Malfa; del Clero de la Diócesis y Diócesis vecinas; y el pueblo fiel venido de muchos lugares del país, se celebró una Misa solemne de cuerpo presente para despedirlo.
"Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no da fruto"
"Qué hermoso mirar a la luz de la fe lo que ha sido su vida, lo que ha brindado a la Iglesia y a la Patria, toda su dedicación a la pastoral social y al mundo de la cultura, su prédica incansable, sobre todo a través de los medios de comunicación, su trabajo y papel destacado en la dimensión del Ecumenismo, toda su sabiduría y firmeza en la fe, con la que dirigió esta porción del Pueblo de Dios que le fue confiada.
Esto nos moviliza a darle gracias al Señor por el don que ha sido la vida, el sacerdocio y el episcopado de Mons. Laguna, y porque también a nosotros nos ha llamado para que podamos compartir con Él la Vida eterna. Todos estamos destinados a esta felicidad plena. El Señor quiere que abramos nuestro corazón a su amor y que aprendamos de Él. La vida tiene sentido en tanto y en cuanto se 'da', como dijo Jesús: 'Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no da fruto'. Por eso, es ahora cuando la vida de Mons. Laguna comenzará a dar verdaderos frutos", subrayó el Obispo de Morón, Mons. Eichhorn, en nombre de su Clero, en el que muchos recibieron de manos de Laguna el ministerio.
"La realidad de la muerte nos recuerda nuestra fragilidad, la limitación humana, pero también nos hace ver lo que es la bondad, el amor, la misericordia de Dios. Estamos celebrando el Año de la Vida, y en este tiempo, el Señor llamó a Mons. Laguna a la Vida plena.
Él creyó y siguió a Jesús, le entregó su vida ya desde el bautismo. Sintió el llamado del Señor y lo siguió desde el sacerdocio, y después, desde la tarea del episcopado. Se cumple el Evangelio: 'La voluntad de quien me ha enviado, es que yo no pierda nada de lo que Él me dio, sino que lo resucite en el último día. Esta es la voluntad de mi Padre: Que el que ve al Hijo y cree en Él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día'. Esta es nuestra Fe", afirmó Mons. Eichhorn.
Una vida entregada a la Iglesia y a la Patria
A su turno, Mons. Santiago Olivera, quien acompañó a Laguna durante veinte años de ministerio, comprobó muy de cerca cómo ha tenido que compartir su labor en la Diócesis con tantas actividades nacionales. "Fue un hombre del concilio y del diálogo, del ecumenismo y del espíritu abierto; un hombre que dese su propia y clara identidad, fue capaz de acercar, de salir al encuentro, de reunir a hombres creyentes y no creyentes, y de otras religiones.
Puedo dar fe de que la vida de Mons. Laguna ha sido una vida entregada a la Iglesia y a la Patria. Su voz siempre presente en distintas circunstancias y momentos difíciles, también hoy, si estuviera en estos momentos tan dificultosos, seguiría evidenciando tantos valores equivocados que se quieren presentar como verdades.
Fue un defensor de la vida, del dialogo, de la paz, de la pluralidad. Un hombre creyente, de fe, un Sacerdote", sostuvo Mons. Olivera, agradeciendo la presencia de tantas personas, que lo renovaron en la alegría de la gratitud. "Me da mucho gozo que estén, porque sé del afecto y del cariño que tenía Laguna por cada uno.
Señor nuestro, que concediste el ministerio episcopal a tu servidor, el Obispo Justo Oscar, y lo contaste entre los sucesores de los Apóstoles, concédele compartir con ellos la gloria eterna.Amén".
El viernes 4 de noviembre, a las 19.00 hs., tuvo lugar la Misa exequial.
Sus restos fueron inhumados en la Catedral, frente al Sagrario, lugar en el que se encuentran también los restos de Mons. Raspanti.
Extracto de artículo en Kononia
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