Queridos amigos:
Es tan grande la gracia de tener a Juan Pablo beato que uno no puede callar y sumarse a la acción de gracias al Señor.
Él siempre estuvo con nosotros y cuando se fue con Dios su presencia se hizo ¡luz en el Resucitado! en nuestros corazones.
Ahora él parece presidir la historia nuevamente, con la humildad que siempre tuvo, dándole la voz y el mando a su amigo, nuestro Papa Benedicto XVI. Los dos son uno. Benedicto estuvo a su lado trabajando durante 23 años, y esto lo recordó en el día de la beatificación con emoción y agradecimiento al Señor.
Nosotros hemos crecido junto a Juan Pablo, él es parte de nuestras vidas.
Ahora su presencia nos da fuerzas, esperanza, luz.
Su ejemplo nos lleva inmediatamente a Cristo, y nos recuerda aquellas palabras que pronunció siempre "¡No tengan miedo!" Abran de par en par las puertas a Cristo... Él, solo Él, es el Redentor del hombre. De cada hombre a lo largo y ancho de la Tierra, de la historia. El hombre es el camino de la Iglesia.
La Virgen María fue su estrella. Él se consagró a Ella diciéndole "Totus tuus". Y ahora María nos lo da beato.
Qué Ella nos haga contemplar, meditar, en la vida y mensaje de Juan Pablo el Grande, su hijo predilecto, para que también nosotros sigamos sus pasos y sus enseñanzas.
un abrazo grande Martín