Páginas

miércoles, noviembre 26

Misa de Alabanza y Sanación por Chino Silveyra

Queridos Todos,
Quería comentarles que la "Misa de sanación" organizada por Soledad Mariana que se realizó el 19 de noviembre en la iglesia del Espíritu Santo de San Isidro, estuvo colmada de gente y fue una verdadera alegría para todos los que participamos en ella. Creo que estas misas fortalecen a nuestro Movimiento, además de hacerle un bien enorme a la gente que tiene alguna necesidad de sanación, ya sea física, psíquica, afectiva o espiritual. Yo creo que todos somos "testigos" del dolor de alguna u otra forma y la presencia de un Dios vivo, que se hace próximo y pasa en medio de nosotros nos llena de alivio y fortaleza. “Vengan a mí todos los que estén cansados y afligidos y yo los aliviaré. Carguen mi yugo y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas.Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”, dice el Señor. Yo siento que esto se da cumplimiento en estas misas de sanación presididas por el padre Martín Serantes. Invito a todos los miembros del Movimiento a acompañarnos, tanto en Ituzaingó, en San Isidro o Palermo, bien sea con su presencia o a través de la oración de intercesión por los enfermos y necesitados de alivio y consuelo. Ayer una señora dio testimonio de sanación de una amiga, por quien había pedido en una de estas misas, cuando el padre Martín pasaba el Santísimo junto a ella. La cuestión es que el Señor respondiendo a su pedido sanó a su amiga y ya no apareció nada en los posteriores análisis (tomografía, ecografía, etc...) ¡Gloria a Dios! Para más detalles sobre días y horarios de misas pueden consultar por ejemplo a Mercedes Serantes o a María Ayerza. Es una gracia que Dios haya enriquecido a SM con esta obra de Misericordia y de servicio a los más necesitados. Una gotita de agua fresca en el mar de la dura realidad.

Un abrazo a todos.
Jesús M.Silveyra

Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.