Fiesta de la Virgen María Madre de la Iglesia.
Queridos Amigos.
Son las 7 de la mañana. En un rato parto para Ciudad Hidalgo
después de una semana llena de encuentros marianos y contemplativos. Antes que nada: ¡Feliz Pentecostés! y feliz día hoy día de la Virgen María Madre de la Iglesia. Qué linda "época" liturgica...
En Ciudad
de México el miércoles pasado, en la casa de Guille y Rodolfo Martínez,
nos reunimos 7 señoras a rezar, a vivir un encuentro de oración. Primero
hicimos un rato de oración y después trabajamos los dones del Espiritu Santo.
¡Nos propusimos prepararnos y disponernos bien a la llegada del Paráclito!
Significó un profundo encuentro con el Señor y un despertar a los dones que él
mismo nos quiere regalar.
El viernes en Irapuato (Michoacán), comenzamos la reunión a las cinco de la
tarde en la casa de María Elena Chavez y su esposo Angel Segoviano tuvimos una segunda reunión con un grupo de oración.
María Elena había invitado a varias amigas y vecinas a participar y después de
esperar unos minutos empezamos la reunión siendo 7 personas. Una vez más
tomamos, después de hacer un rato de oración contemplativa, los dones del
Espíritu Santo. Tan enriquecedor el hecho de que éramos de diferentes edades
¡Hasta una niña pequeña! que nos llenó de ilusión su compartida.
Y el sábado en La Piedad (Michoacán) que queda a una hora y media de Irapuato
nos reunimos el grupo “estable” de S.M. que desde hace 10 años se viene
reuniendo y encontrando. ¡Otra gran alegría! Y otra nueva renovación en el
Espíritu. Nos recibió Raquel Cardona con su esposo Tello y fuimos una vez más 7
cuando empezaba la reunión. …y trabajamos también los dones del Espíritu Santo.
Insertados en el tiempo litúrgico nos tomamos un tiempo bien largo. Comenzamos
a las diez y media de la mañana y nos dimos el gusto de trabajar hasta las 3 de
la tarde y después comer juntos (los anfitriones nos regalaron un almuerzo
mexicano con la deferencia de tener unas porciones sin “picoso” para esta
argentina que aún no se acostumbra al picante).
Perdonen la disgresión. Me dejé llevar…
Después de trabajar y compartir la parte que nos propusimos
tomar de la ejercitación “autoconocimiento” nos tomamos un rato de distención y
relax para retomar al “modo silenció” y en un contexto de oración con la
Palabra (tomamos Hechos 2, 1-11) nos unimos a los que estaban en el Cenáculo y
pusimos sobre la mesa los 7 Dones del Espíritu Santo.
Una vez más me sorprendió el Señor porque a pesar
de ser la 3ra vez en la semana que tomaba el mismo tema me quiso decir cosas
nuevas. ¡Siempre tiene algo para decirnos! Sea nuevo o sea repetido el texto o
dinámica… Bueno… es que también la “compartida” se hace nueva presentándose Él
con tantas caras o modalidades diferentes.
Cerramos con una oración espontanea en la que todos pedimos
“abrirnos al Espíritu Santo para poder recibir todos los dones que Él quisiera
regalarnos” y nos fuimos con la promesa de llevar a la misa del domingo el
deseo y pedido de cada uno.
Para “rematar” la visita a La Piedad, fuimos con Itzel, Tere,
Raquel y su marido, Hortensia, María Elena y Amelia a visitar el Centro de la
ciudad. Lo más lindo: la Iglesia que con sus vitrales dejaba pasar una luz muy
especial que resultaba muy acogedora. Daba ganas de quedarse, si no fuera porque
empezaba la ceremonia de una quinceañera que venía a festejar sus quince a la Iglesia.
Habrán notado que en los tres grupos aclaré cuántos éramos
(al empezar) o fuimos durante las reuniones… Es que en todos los casos se
pensaba que seríamos diez o más (según los invitados) y en todos se dio que de
una manera u otra terminábamos siendo 7 y en ningún caso nos pareció casual,
sobre todo cuando lo que trabajábamos eran los 7 dones del Espíritu Santo.
Coincidimos en que ese número nos hacía sentir más partícipes de la unión con
la Iglesia que esperaba su Pentecostés.
Bueno. Siempre extensa, pero es que no se dan una idea de
cuánto me gustaría compartirles lo que aquí, en la Tierra de la Guadalupana,
estamos viviendo. La calidez y apertura de nuestros hermanitos mexicanos es
¡¡tan grande!! Y qué decir de su generosidad para recibirnos, acogernos en sus
casas cada vez que organizamos un encuentro.
El próximo sábado les podré compartir otro nuevo encuentro.
Esta vez toca en el monasterio con los del Grupo “San José” del que participan
los hermanos de Ciudad de México, de Rincón de San Jerónimo (vecindad del
Monasterio) y Ciudad Hidalgo (Ciudad a la que pertenece el monasterio) que
también ha decidido tomar la carta de Autoconocimiento como tarea y trabajo
espiritual.
Todos los grupos estaban terminando su ejercitación
correspondiente y al terminarla decidieron responder a la propuesta de nuestra
coordinadora general y dedicarse a ejercitar la carta de Autoconocimiento por
lo que los tres grupos de México estamos trabajando este tema. Una oportunidad
muy linda no solo en lo personal sino en lo comunitario: todo México, desde sus
grupos, unido a todo Soledad Mariana en la oración y en la ejercitación.
¿Qué más puedo agregar? Que estoy muy agradecida por esta
oportunidad que me da Dios de poder ser acompañante-acompañada por esta
comunidad tan linda que es Soledad Mariana México (SM.M). Dios sabe cuánto nos
enriquecemos juntos y todos los dones que nos reparte. Solo le pido saber
abrirme a esos dones y darme de verdad para que no queden encerrados en mi corazón porque, por más poquitos que sean,
(aunque siempre serán muchos en relación a mi disposición) estoy convencida de
que siempre son para darlos.
Les envío por este medio todo mi cariño y agradecimiento
porque todo esto no sería posible sin ustedes, comunidad grande y generosa de
Soledad Mariana, donde siempre hay lugar para con gran paciencia y
amor permitirnos caminar y crecer juntos. No dejo de unirme a todos cada día y ponerlos a todos en el "codo de Su manto" cada vez que voy a la Basílica de Guadalupe.
Que Ella nos mantenga siempre juntos, unidos, orantes y
contemplativos para poder llegar por Jesús, en el Espíritu, al Padre. Y que el estado de “radicalidad” que nos propone Killy nos lleve a renovar nuestra
misión de compartir esta espiritualidad mariana y contemplativa que el Señor
por medio del p. Bernardo nos regaló.
malena