Bernardo
nos comparte su homilía
del día de hoy en la celebración de la Eucaristía en la Trapa de Azul.
INMACULADA CONCEPCIÓN - (Homilía - 2009)
Hoy, fiesta de la Inmaculada Concepción de María, celebramos un aspecto particular de este Misterio: la redención santificadora de la Madre del Redentor.
Notemos, ante todo, y a fin de evitar equívocos, que hay dos tipos de redención en Cristo: una redención liberadora (la cual se aplica a todos nosotros) y una liberación preservadora (la cual sólo se aplica a María).
Ahondemos ahora, para nuestro gozo contemplativo y consecuente obrar motivado, en el sentido del misterio de la Inmaculada.
Ella, la Inmaculada , ha sido liberada del pecado en forma preservativa, ese pecado que es: incapacidad de amar, lo inhumano en lo humano y, peor aún, lo antidivino en lo humano.
Y, más importante aún: en Ella, la gracia (autodonación gratuita de Dios), fue plena. Es decir: fue desde siempre plenamente asumida por el Espíritu Santo, llena de Vida divina en su vida humana, obrando siempre con plenitud de fe, esperanza y caridad. En una palabra, como dice el Evangelista, "kejaritomene": la que fue plenamente agraciada y continúa siéndolo.
Pero, ¿por qué razón esto fue así, y sigue siéndolo? La respuesta es sencilla: debido a la libérrima voluntad de la Providencia de Dios. ¿Arbitrariedad? De ningún modo: en preparación para la Encarnación y asociación a la Redención ; como anticipo de la espiritualización de toda la creación y divinización de la humanidad entera; ¡para mostrar el poder de la Redención y del Redentor!
Fiesta de la Inmaculada , fiesta de la esperanza. El que hizo "grandes cosas en Ella" las hizo, hace y seguirá haciendo también en nosotros. La participación y comunión con el Cuerpo y Sangre de Cristo es anticipo de nuestra santidad inmaculada.
D. Bernardo Olivera, ocso