Historia
El dogma de la Asunción de María fue definido por el papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950, no sin que antes el Papa hubiera consultado a todos los obispos. La respuesta por parte de los obispos de que fuera promulgado el dogma de la Asunción de María fue casi unánime. De este modo, se publicó la Munificentissimus Deus, en la que el Papa, tomando en cuenta los testimonios de la liturgia, la creencia de los fieles guiados por sus pastores, los testimonios de los padres y doctores de la Iglesia y por el consenso de los obispos del mundo como "Magisterio Viviente", declaraba como dogma de fe católica la doctrina de la Asunción de la Virgen María.
La fiesta de la Asunción es "la fiesta de María", la más solemne entre ellas, que la Iglesia celebra en su honor. Cada 15 de agosto se celebra esta antigua fiesta que conmemora a María que fue llevada en cuerpo y alma al cielo… "finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo y enaltecida por Dios como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte."
Lectura: Mt 6, 19-21
"No amontonen tesoros en esta tierra, donde la polilla y la herrumbre echan a perder las cosas, y donde los ladrones perforan los muros y roban. Amontonen mejor tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre echan a perder las cosas, y donde los ladrones no perforan los muros ni roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón."
Reflexión
La importancia de la Asunción para nosotros, hombres y mujeres de comienzos del Tercer Milenio, radica en la relación que hay entre la Resurrección de Cristo y la nuestra. La presencia de María, mujer de nuestra raza, ser humano como nosotros, quien se halla en cuerpo y alma ya glorificada en el Cielo, es eso: una anticipación de nuestra propia resurrección.
"María Santísima nos muestra el destino final de quienes `oyen la Palabra de Dios y la cumplen' (Lc. 11, 28). Nos estimula a elevar nuestra mirada a las alturas, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha del Padre, y donde está también la humilde esclava de Nazaret, ya en la gloria celestial" (JP II, 15-agosto-97)
Los hombres y mujeres de hoy vivimos pendientes del enigma de la muerte. Aunque lo enfoquemos de diversas formas, según la cultura y las creencias que tengamos, aunque lo evadamos en nuestro pensamiento, aunque tratemos de prolongar por todos los medios a nuestro alcance nuestros días en la tierra, todos tenemos una necesidad grande de esa esperanza cierta de inmortalidad contenida en la promesa de Cristo sobre nuestra futura resurrección, inmortalidad y felicidad perfecta para siempre.
Oración
Virgen María, Madre de Dios a tus pies nos dirigimos,
pues nos queremos poner bajo tu amparo divino.
Venimos, Madre, a besar las estrellas de tu manto,
poner flores en tu altar y cantarte nuestros cantos.
¡Oh, Virgen de la Asunción! hoy se celebra tu día,
que subiste a los cielos ¡quién fuera tu compañía!
Cuando subiste al cielo en cuerpo y alma inmortal,
te coronó con anhelo nuestro Padre Celestial
Hija predilecta del Padre Madre de Cristo Rey
Gloria del Espíritu Santo. Ruega por nosotros