Queridos todos/as en Soledad Mariana,
El lunes 20 pasado vivió su pascua la querida María Adelina
Martorell.
Para los que no la conocen, María Adelina estuvo en Soledad
Mariana desde los primeros tiempos y, por muchos años muy comprometida y con
mucho entusiasmo.
Recuerdo que su hija menor, de 19 años, formaba parte de un
grupo de oración en casa, creo que en el año 1978 y María Adelina, como buena
madre, quiso saber en qué estaba metida su hija Teresa, ya que eran tiempos
difíciles en el país.
Participó de uno de nuestros encuentros de oración y allí
supo del Movimiento y nunca más se retiró del mismo.
Formó parte del grupo María Madre, de la Región Centro. Una
mujer muy preparada, muy comprometida con la Iglesia.
Creo que no dejó de participar en ninguno de nuestros
Encuentros y Retiros de Ejercitadores. Me encantaba ver cómo su marido, Jorge,
llegaba a buscarla, pero siempre participando de la Misa final, algunas veces
llegaba a alguna última charla.
Finalmente, también Jorge se comprometió con el Movimiento,
hasta formaron parte los dos de uno de los llamados Equipos Coordinadores de
Soledad Mariana.
María Adelina dejó de participar porque Jorge se fue
debilitando y ella se quedó a su lado hasta que, luego de varios años, Jorge
vivió su pascua.
No dejó de estar en contacto con personas del Movimiento y,
últimamente, Patricia Canullo y Teresa Piñero iban, cada tantos días, a rezar
con ella. ¡Su amor a Dios y a María eran muy grandes!
Recuerdo tantos momentos compartidos con María Adelina, tan
serena siempre, tan centrada, sus palabras tenían el peso de una autoridad de
vida.
Para mí fue un ejemplo de esposa, de madre y de fiel
seguidora de Jesús, en el Corazón de María. ¡La he admirado siempre!
Me contó su hija Teresa, que estuvo antenoche al lado de su
madre, rezando y acariciándola, y que simplemente dejó de respirar. Ella ni se
había dado cuenta del momento en que María, Madre, la llevó a los brazos del
Padre.
Recemos por su alma, que no dudo ya está gozando de la Gloria
eterna, y pidamos por la paz de sus hijos, sus nietos y biznietos que ella
tanto amó.
Va un fuerte abrazo a todos/as y mi gran cariño,
Thelma