Queridos amigos en SM
Recién en la tele vi un rato una película sobre Ruanda, cuando hace
unos años fue la guerra entre ellos, los ruandeses: hutus y tutsis (creo que se
escribe así). Una matanza entre hermanos a machetazos, y miles de muertos por
toda esa patria.
Y pensaba en nuestra patria Argentina. Todo el tiempo esta preocupación
por nuestro país y su paz está en mí. No solo por la terrible muerte de Alberto
Nisman, sino ya desde antes. Y ahora con la muerte de Nisman esto llegó a un
culmen, por decirlo así.
El mal espíritu quiere la desunión, entre hermanos, en las familias, en
los países. Por eso odio tanto la violencia de todo tipo, también obviamente
las estructuras de violencia como es la miseria. Pero jamás pensé ni pienso que
la salida es por la violencia, siempre estuve en contra de ella, y lo digo como
argentino de 62 años.
Me duelen tanto los enfrentamientos… peronistas anti peronistas, kirchneristas
anti kirchneristas, nunca me alisté en ninguno de estos enfrentamientos. Lo
único que creo y aprecio es el amor a la patria, a nuestra tierra en común. La
unidad del pueblo.
Gracias por leer estas líneas. Es una necesidad para mí poder
expresarlas.
Creo en la democracia, creo en la lucha en paz, cotidiana, por mejorar
la calidad de esta democracia recuperada en 1983 en nuestra patria.
Soy sacerdote, y toda mi vocación la pongo al servicio de esta unidad,
buscando juntos los caminos de la justicia social y de la paz.
Ahora rezo todos los días para que lleguemos a las elecciones en paz. Le
pido a Santa María de Guadalupe, patrona de Latinoamérica por esta intención. Y
me uno a las intenciones de nuestro Papa Francisco, sabiendo que en su corazón
están los anhelos de paz y unidad para la Argentina.
Un abrazo grande, Martín.