Páginas

sábado, febrero 27

José: transparencia de Dios. Por Martín Serantes

Queridos amigos: les comparto una oración a San José que hice hace unos años.
Se las comparto pensando en nuestro próximo retiro de ejercitadores en que vamos a contemplar nuevamente a este gran santo y amigo.
Un abrazo grande, Martín.

 
JOSE: TRANSPARENCIA DE DIOS.

José, tú eres para mí:
Transparencia de Dios.
Dios se transparenta en todo tu ser:
en tu paternidad, la suya;
en tu rostro de amor, su Misericordia.

José, tú eres padre espiritual.
Tú nos engendras en el Señor.
Tú eres Padre.
Así como lo fuiste de Jesús,
así, de cada uno de nosotros.

José, tú eres esposo de María.
Ahí tu felicidad.
¿Cómo será esa dicha
hecha eternidad?
La comunión de vida y amor
no pasará jamás.

Por último José,
tú eres santo.
Como El, el que cuidaste,
tu Hijo, el Señor.
Y nos das tu santidad,
con tu ejemplo
y tu gran paternidad.


viernes, febrero 19

Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades


"Un nuevo estilo de colaboración"
entre sacerdotes y laicos
 
Los nuevos movimientos y comunidades, una "oportunidad" para la Iglesia

El cardenal Stanislaw Rylko presentó ayer martes "el nuevo 'estilo de colaboración' entre sacerdotes y laicos en los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades", y el beneficio que de ello puede obtener la Iglesia.

El presidente del Consejo Pontificio para los Laicos intervino en el V Coloquio de Roma, organizado por la Comunidad del Emmanuel y por el Instituto Universitario Pierre Goursat (IUPG), en colaboración con el Instituto Pontificio Redemptor Hominis, desde el pasado lunes 25 hasta hoy, sobre el tema "Sacerdotes y laicos en la misión".

El "nuevo estilo" de colaboración entre sacerdotes, explicó el purpurado polaco, presupone "que los presbíteros reconozcan la identidad propia de los fieles laicos y valoren efectivamente su misión en la Iglesia y en el mundo, evitando tanto de alimentar desconfianza hacia ellos y de asumir actitudes paternalistas y autoritarias en el gobierno de las comunidades parroquiales, como de esa falsa promoción del laicado que, sin respetar la especificidad de la vocación, corre el riesgo de convertirse en una coartada para la falta de compromiso y la renuncia a los propios deberes pastorales hacia la comunidad cristiana".

Este "nuevo estilo", añadió, pide a los laicos "un vivo sentido de pertenencia eclesial además de la conciencia de la propia corresponsabilidad y necesaria participación en la vida y en la misión de la Iglesia, sacudiéndose la indiferencia y evitando, con todo, tanto un excesivo replegamiento en asuntos intraeclesiales a costa de la misión, como la peligrosa trampa de cierta mentalidad hostil a la institución eclesial y contagiada por la lógica moderna de la lucha por el poder, así como un corporativismo agresivo y contestatario hacia el Magisterio eclesial".

"Factor decisivo para el despertar misionero de todo el pueblo de Dios en un mundo donde se extienden el laicismo y el neopaganismo, y donde Dios es cada vez más el Gran Excluido, el 'nuevo estilo' de colaboración entre Pastores y laicos inaugurado por el Concilio Vaticano II, se presenta al mismo tiempo como un objetivo importante al que tender juntos, y al mismo tiempo como un verdadero desafío que recoger", considera el cardenal. "Cada uno debe hacer su parte: sacerdotes y laicos".

"En nuestros días, suscita gran esperanza en la Iglesia el asombroso florecimiento de movimientos eclesiales y nuevas comunidades, también fruto del Concilio", explicó, constatando que "entre los propios fundadores figuran tanto laicos (hombres y mujeres) como sacerdotes, religiosos y religiosas".

En estos movimientos, añadió, "toma forma así un 'nosotros' comunitario" que se convierte en "un recorrido pedagógico hecho 'juntos' y en el que se ve a todos implicados e interpelados, sacerdotes incluidos".

"Por esto, los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades se han convertido en verdaderas y propias forjas del 'nuevo estilo' de colaboración entre Pastores y laicos en el servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia".

"El sacerdote, en primer lugar, debe saber acoger e interpretar la novedad de estos 'dones carismáticos' poniéndose a la escucha de lo que el Espíritu dice a la Iglesia de hoy (cfr Ap 2, 8). A los movimientos no se les debe mirar como un 'problema pastoral', sino como una gran oportunidad, una preciosa fuente de renovación de nuestras comunidades parroquiales".

Asociaciones y movimientos eclesiales, constató el cardenal, "pueden constituir un núcleo vital de las parroquias en las que operan", aspecto "particularmente cierto para las parroquias urbanas que, a menudo extendidas en territorios muy vastos, afrontan el riesgo de un anonimato que puede ser eficazmente combatido con una microestructura de pequeñas comunidades cristianas que viven la fe con intensidad".

"Estos no están en competencia con la parroquia, ni mucho menos son una alternativa a la parroquia. Representan más bien una gran posibilidad pastoral que acoger. Porque cada ambiente en el que se forman 'cristianos adultos' conscientes de su propia vocación y misión, sirve a la causa de la parroquia".

"De sus ministros, por tanto, la Iglesia espera sensibilidad, apertura y acogida cordial de estas nuevas realidades que traen en la vida de tantas comunidades cristianas frutos verdaderamente benditos de conversión, santidad y misión".

"Por lado, el carácter esencialmente laical de los movimientos eclesiales no suprime la necesidad que estos tienen de una presencia sacerdotal. Lejos de significar su clericalización, esta presenta –siempre animada por una sincera caridad pastoral– es más bien un servicio prestado en el pleno respeto de la libertad asociativa de los fieles laicos y del carisma de cada una de las realidades agregativas".

Los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades tienen por tanto necesidad "del sabio, atento y paterno acompañamiento de los pastores. Se trata de una misión comprometida y muy delicada, a la que cada sacerdote debe prepararse de modo adecuado, prescindiendo del hecho de su pertenencia efectiva a uno o a otro".

El cardenal se ha dicho convencido de que el Año Sacerdotal que está viviendo la Iglesia constituya "una oportunidad óptima dada a los Pastores para ponerse a la escucha de lo que el Espíritu Santo dice a la Iglesia mediante estos dones carismáticos".

"A los cristianos cansados y desanimados y a tantas comunidades cristianas demasiado autorreferenciales y replegadas sobre sí mismas, los movimientos lanzan el desafío de una iglesia valientemente proyectada hacia nuevas fronteras de evangelización", concluyó.

"En este tiempo nuestro, la Iglesia tiene verdaderamente necesidad de abrirse a esta novedad generada por el Espíritu".

Noticia publicada en el informativo electrónico de Zenit (zenit.org), el miércoles 27 de enero de 2010

martes, febrero 16

Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuaresma 2010

 
« La justicia de Dios se ha manifestado

por la fe en Jesucristo » (cf. Rm 3,21-22)


Queridos hermanos y hermanas:
Cada año, con ocasión de la Cuaresma, la Iglesia nos invita a una sincera revisión de nuestra vida a la luz de las enseñanzas evangélicas. Este año quiero proponeros algunas reflexiones sobre el vasto tema de la justicia, partiendo de la afirmación paulina: «La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo» (cf. Rm 3,21-22).

Justicia: “dare cuique suum”

Me detengo, en primer lugar, en el significado de la palabra “justicia”, que en el lenguaje común implica “dar a cada uno lo suyo” - “dare cuique suum”, según la famosa expresión de Ulpiano, un jurista romano del siglo III. Sin embargo, esta clásica definición no aclara en realidad en qué consiste “lo suyo” que hay que asegurar a cada uno. Aquello de lo que el hombre tiene más necesidad no se le puede garantizar por ley. Para gozar de una existencia en plenitud, necesita algo más íntimo que se le puede conceder sólo gratuitamente: podríamos decir que el hombre vive del amor que sólo Dios, que lo ha creado a su imagen y semejanza, puede comunicarle. Los bienes materiales ciertamente son útiles y necesarios (es más, Jesús mismo se preocupó de curar a los enfermos, de dar de comer a la multitud que lo seguía y sin duda condena la indiferencia que también hoy provoca la muerte de centenares de millones de seres humanos por falta de alimentos, de agua y de medicinas), pero la justicia “distributiva” no proporciona al ser humano todo “lo suyo” que le corresponde. Este, además del pan y más que el pan, necesita a Dios. Observa san Agustín: si “la justicia es la virtud que distribuye a cada uno lo suyo... no es justicia humana la que aparta al hombre del verdadero Dios” (De Civitate Dei, XIX, 21).

¿De dónde viene la injusticia?
El evangelista Marcos refiere las siguientes palabras de Jesús, que se sitúan en el debate de aquel tiempo sobre lo que es puro y lo que es impuro: “Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre... Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas” (Mc 7,15. 20-21). Más allá de la cuestión inmediata relativa a los alimentos, podemos ver en la reacción de los fariseos una tentación permanente del hombre: la de identificar el origen del mal en una causa exterior. Muchas de las ideologías modernas tienen, si nos fijamos bien, este presupuesto: dado que la injusticia viene “de fuera”, para que reine la justicia es suficiente con eliminar las causas exteriores que impiden su puesta en práctica. Esta manera de pensar ―advierte Jesús― es ingenua y miope. La injusticia, fruto del mal, no tiene raíces exclusivamente externas; tiene su origen en el corazón humano, donde se encuentra el germen de una misteriosa convivencia con el mal. Lo reconoce amargamente el salmista: “Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre” (Sal 51,7). Sí, el hombre es frágil a causa de un impulso profundo, que lo mortifica en la capacidad de entrar en comunión con el prójimo. Abierto por naturaleza al libre flujo del compartir, siente dentro de sí una extraña fuerza de gravedad que lo lleva a replegarse en sí mismo, a imponerse por encima de los demás y contra ellos: es el egoísmo, consecuencia de la culpa original. Adán y Eva, seducidos por la mentira de Satanás, aferrando el misterioso fruto en contra del mandamiento divino, sustituyeron la lógica del confiar en el Amor por la de la sospecha y la competición; la lógica del recibir, del esperar confiado los dones del Otro, por la lógica ansiosa del aferrar y del actuar por su cuenta (cf. Gn 3,1-6), experimentando como resultado un sentimiento de inquietud y de incertidumbre. ¿Cómo puede el hombre librarse de este impulso egoísta y abrirse al amor?

Justicia y Sedaqad
En el corazón de la sabiduría de Israel encontramos un vínculo profundo entre la fe en el Dios que “levanta del polvo al desvalido” (Sal 113,7) y la justicia para con el prójimo. Lo expresa bien la misma palabra que en hebreo indica la virtud de la justicia: sedaqad,. En efecto, sedaqad significa, por una parte, aceptación plena de la voluntad del Dios de Israel; por otra, equidad con el prójimo (cf. Ex 20,12-17), en especial con el pobre, el forastero, el huérfano y la viuda (cf. Dt 10,18-19). Pero los dos significados están relacionados, porque dar al pobre, para el israelita, no es otra cosa que dar a Dios, que se ha apiadado de la miseria de su pueblo, lo que le debe. No es casualidad que el don de las tablas de la Ley a Moisés, en el monte Sinaí, suceda después del paso del Mar Rojo. Es decir, escuchar la Ley presupone la fe en el Dios que ha sido el primero en “escuchar el clamor” de su pueblo y “ha bajado para librarle de la mano de los egipcios” (cf. Ex 3,8). Dios está atento al grito del desdichado y como respuesta pide que se le escuche: pide justicia con el pobre (cf. Si 4,4-5.8-9), el forastero (cf. Ex 20,22), el esclavo (cf. Dt 15,12-18). Por lo tanto, para entrar en la justicia es necesario salir de esa ilusión de autosuficiencia, del profundo estado de cerrazón, que es el origen de nuestra injusticia. En otras palabras, es necesario un “éxodo” más profundo que el que Dios obró con Moisés, una liberación del corazón, que la palabra de la Ley, por sí sola, no tiene el poder de realizar. ¿Existe, pues, esperanza de justicia para el hombre?

Cristo, justicia de Dios
El anuncio cristiano responde positivamente a la sed de justicia del hombre, como afirma el Apóstol Pablo en la Carta a los Romanos: “Ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado... por la fe en Jesucristo, para todos los que creen, pues no hay diferencia alguna; todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia" (Rm 3,21-25).

¿Cuál es, pues, la justicia de Cristo? Es, ante todo, la justicia que viene de la gracia, donde no es el hombre que repara, se cura a sí mismo y a los demás. El hecho de que la “propiciación” tenga lugar en la “sangre” de Jesús significa que no son los sacrificios del hombre los que le libran del peso de las culpas, sino el gesto del amor de Dios que se abre hasta el extremo, hasta aceptar en sí mismo la “maldición” que corresponde al hombre, a fin de transmitirle en cambio la “bendición” que corresponde a Dios (cf. Ga 3,13-14). Pero esto suscita en seguida una objeción: ¿qué justicia existe dónde el justo muere en lugar del culpable y el culpable recibe en cambio la bendición que corresponde al justo? Cada uno no recibe de este modo lo contrario de “lo suyo”? En realidad, aquí se manifiesta la justicia divina, profundamente distinta de la humana. Dios ha pagado por nosotros en su Hijo el precio del rescate, un precio verdaderamente exorbitante. Frente a la justicia de la Cruz, el hombre se puede rebelar, porque pone de manifiesto que el hombre no es un ser autárquico, sino que necesita de Otro para ser plenamente él mismo. Convertirse a Cristo, creer en el Evangelio, significa precisamente esto: salir de la ilusión de la autosuficiencia para descubrir y aceptar la propia indigencia, indigencia de los demás y de Dios, exigencia de su perdón y de su amistad.

Se entiende, entonces, como la fe no es un hecho natural, cómodo, obvio: hace falta humildad para aceptar tener necesidad de Otro que me libere de lo “mío”, para darme gratuitamente lo “suyo”. Esto sucede especialmente en los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Gracias a la acción de Cristo, nosotros podemos entrar en la justicia “más grande”, que es la del amor (cf. Rm 13,8-10), la justicia de quien en cualquier caso se siente siempre más deudor que acreedor, porque ha recibido más de lo que podía esperar.

Precisamente por la fuerza de esta experiencia, el cristiano se ve impulsado a contribuir a la formación de sociedades justas, donde todos reciban lo necesario para vivir según su propia dignidad de hombres y donde la justicia sea vivificada por el amor.

Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma culmina en el Triduo Pascual, en el que este año volveremos a celebrar la justicia divina, que es plenitud de caridad, de don y de salvación. Que este tiempo penitencial sea para todos los cristianos un tiempo de auténtica conversión y de intenso conocimiento del misterio de Cristo, que vino para cumplir toda justicia. Con estos sentimientos, os imparto a todos de corazón la bendición apostólica.


Vaticano, 30 de octubre de 2009


Compartir de hermanos en Haití

De Rosa Goñi del Movimiento Puente

Queridos amigos

Quería compartir esta reflexión que nos envía de Republica Dominicana Carlos Burgo autoridad del Movimiento Puente y que está misionando en Dominicana.
Espero y deseo de todo corazón que nos podamos unir en oración no solamente por Haití sino por todos las personas que sufren y especialmente por la conversión del mundo y la nuestra.
Que el Señor los colme de bendiciones tanto a ustedes como a toda su familia


Rosa Molina de Goñi
Movimiento Puente

Nos dice Carlos...Un abrazo a todos.
Carlos Burgo-  República Dominicana.
Querida familia, ya estuve en Haití en dos ocasiones, en nuestro caso recuperando el sistema eléctrico del país. Esto me ha llevado a meterme en la vida de ellos, conversando con diferentes personas y técnicos.El sufrimiento de este pueblo es muy grande, todos han perdido a algún  familiar, y sobre todo porque no se vislumbran perspectivas claras  para la reconstrucción.
 Todos sus sistemas sociales han colapsado, no hay documentos pues se  han perdido o se han quemado, el gobierno no tiene iniciativas, y  sobre todo la enorme cantidad de damnificados (se calculan 2 millones  de personas) que han quedado sin casa, sin familia, sin trabajos, etc.
Por donde uno circule se ven carpas construidas con lo que encontraron  a mano, en donde viven muchísimas personas en condiciones  absolutamente precarias de salud e higiene, y que dependen de que  alguien le lleve el agua y la comida.
 Creo que esto es lo que sobrecoge el corazón, pues cuando un pueblo no  ve la luz en el futuro se pierde la esperanza, y viene la desesperación.
Gracias a Dios desde el terremoto hasta hoy no ha llovido, pero las carpitas armadas con plásticos y cartones no soportan ninguna lluvia.
Dentro de poco comienza la temporada ciclónica (época de huracanes) y  eso incrementará el problema.
Si uno circula por el centro parece zona de guerra, con las casas destruidas, o en pié pero inútiles.
 Ahora es prioritario atender la salud y el sufrimiento físico, pero no veo que se esté atendiendo la esperanza a futuro de este pueblo.
Nuestro trabajo es reponer el sistema eléctrico, sin el cual no hay  atención adecuada de la salud, no hay vida económica, no hay higiene (casi toda el agua potable se extrae con bombas de pozos). No se imaginan la alegría de la gente cuando le llega la electricidad.
No obstante, gracias a la maravillosa capacidad humana para vencer las adversidades, ya algunas cosas comienzan a funcionar, aunque sea  precariamente. Hay vendedores ambulantes, algunos comercios abrieron  (con las casas agrietadas por supuesto) y hasta hemos podido comer en
un sitio donde los dueños se preocupaban por la limpieza. No dejemos de orar por esta gente, para que se alivie su sufrimiento físico inmediato, y también para que Dios ilumine los corazones de
quienes tienen la grave responsabilidad de aportar soluciones a la  reconstrucción del país.         

viernes, febrero 12

Testimonio de Maira (Region Sur)


Muy Querida Familia de Soledad Mariana:


Sobre los días de Misión en Río Villegas quiero compartirles que fue una experiencia riquísima de vida comunitaria, fraternal y espiritual. Dios se manifestó en la mirada de las personas, en cada charla, en cada mate, en cada oración, en cada Eucaristía, en cada lágrima de emoción, en la alegría de la Primera Comunión, en la esperanza de los jóvenes, en el peregrinar junto a Mamá María, en el compartir de cada fogón, en el sonido de cada campanada...



Aprendimos a hacer de lo cotidiano algo extraordinario, a ver la riqueza en cada persona, a experimentar la profundidad en lo sencillo, a descubrir y dignificar el don de la vida...


Que María de Guadalupe siga encendiendo nuestro fuego y siga fortaleciendo nuestro andar misionero... Un abrazo! Maira do Nascimento.
 

viernes, febrero 5

Testimonio de Romina y Andres (Region Sur)

Queridos todos en SM: De todo lo que tenemos para contar seremos breve solamente poniendo el acento en el sábado 23 de enero, donde 3 chicas han tomado la comunión. Nosotros algo el año pasado y la primer semana de esta misión hemos acompañado en la catequesis, pero sin duda que el acompañamiento del padre Pepe durante 2 años y la perseverancia de las chicas han logrado que el sacramento se haga VIDA. Fue una fiesta llena del Espíritu Santo, muy comunitaria y con una organización de parte de todos ¡FENOMENAL!
Desde los vestidos de las chicas, la ambientación de la escuela para el encuentro comunitario, regalos que les hemos hecho (unos sobres tejidos por la mamá de Maira, unas cruces que trajo Adrián de la trapa, medallitas de la trinidad y ¡las medallas de guadalupe que teníamos nosotros!, mostrandoles que ahora ellas también eran misioneras,) ¡y hasta una torta hecha por la tía Pancha!

Nosotros en lo personal, vivimos todo de cerca, acompañandolas, dandole consejos, muy emocionados en la celebración, sintiendonos que era nuestra primera comunión, rescatando el valor de la Eucaristía, que muchas veces pasa a ser algo cotidiano y normal. Vivimos esa Eucaristía muy especial, como el primer amor, ese primer encuentro con Jesús que queda sellado para toda la vida...
Por último como primeros frutos, las chicas nos han acompañado a misionar al Manso Medio llevando la Virgen de Guadalupe a otros parajes y con la aprobación del Obispo, del Padre Pepe y un deseo profundo de las chicas junto con otras 4 adolescentes que habian tomado la comunión hace poco, empezamos en la segunda semana la catequesis de confirmación, que en las 2 semanas próximas de la misión que viene, si Dios quiere, recibirán este Sacramento.

Gracias a todos por las oraciones, los hemos tenido presentes en cada momento de evangelización, misionar con la palabra como dice Bernardo es: "Fuerza de Dios porque nos indica el camino y nos da la fuerza para seguirlo".
Saludos a todos
Romina y Andrés.

martes, febrero 2

De la Comunidad Misionera Santa María del Encuentro

¡Volvimos!

Tan querida Familia de Soledad Mariana: escribo solo para contarles que los misioneros de Río Villegas, terminamos de volver, todos, ayer  por la noche.
Gracias a Dios, retornamos a nuestras casas con buena salud y con los corazones colmados de alegría por la intensidad de gracia vivida.
Estamos muy agradecidos a cada uno y cada una de ustedes por sus mensajes, oraciones y comunión de vidas de intercesión en favor de nuestros días de misión en la diócesis de Bariloche.
Gracias Malena por tu cálido don de comunicar en el blog sobre nuestros pasos.
Como les dijo el Mono, para contarles hay mucho. Estamos recién aterrizando y ya encontraremos el modo de compartirles la riqueza de lo vivido.
Por mi parte solo me anticipo a decirles que nuestro ser Comunidad es la Fortaleza de nuestro Misionar.
Hemos sido evangelizados entre nosotros para el codo a codo con ellos, nuestros hermanos del paraje visitado, quienes a su vez nos misionaron.
Que sepamos ahora, no solo contar, sino transmitir con nuestras vidas el Inmenso Amor de Misericordia recibido en todo momento.
Va una vez más, en nombre de toda la comunidad Santa María del Encuentro, nuestro inmenso agradecimiento a todo Soledad Mariana, está clarísimo en nuestras fuerzas que ¡ustedes misionaron con nosotros!
Va un gran abrazo fraterno siguiendo unidos en Ella, en sus manos firmes orantes y en sus pies inquietos de Amor, cantando el Magnificat, donándonos a las obras del Señor.
María Nougués

Misa por Graciela Haddad

Queridos todos: me pidió Tony que les avise que el miércoles 3 a las 20 hs en Sta Rita, Monseñor Ruben Frassia va a dar una misa por Graciela.
Será un buen momento de encuentro recordando a nuestra querida amiga.
Un abrazo grande ...Marcelo

2 de febrero: LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR (Fiesta)


«Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel.

Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos.» (Lc. 2, 29-35)

A esta fiesta se la llamaba antes del Concilio: la Candelaria o Fiesta de la Purificación de la Virgen. Venía considerada como una de las fiestas importantes de Nuestra Señora. Lo más llamativo era la procesión de las candelas. De ahí el nombre de "Candelaria". Esta fiesta había sido importada de Oriente. Su nombre original -hypapante-, de origen griego, así lo indica. Esta palabra, que significa "encuentro", nos desvela el sentido original de esa fiesta: es la celebración del encuentro con el Señor, de su presentación en el templo y de la manifestación del día cuarenta.
Los más antiguos libros litúrgicos romanos aún siguieron conservando durante algún tiempo el nombre original griego para denominar esta fiesta.
El nombre de fiesta de la Purificación de María, recordaba la prescripción de Moisés, que leemos en levítico 12, 1-8. Con la reforma del Concilio Vaticano II se le cambió de nombre, poniendo en el centro del acontecimiento al Niño Dios, que es presentado al Templo, conforme a la prescripción que leemos en Ex 13, 1-12. Naturalmente, con el cambio del nombre no se quiso borrar la presencia de María, sino ponerla en segundo lugar, después del Señor. El Evangelio de San Lucas (2,22-38) funde dos prescripciones legales distintas: la purificación de la Madre y la consagración del primogénito.

En esta celebración la Iglesia da mayor realce al ofrecimiento que María y José hacen de Jesús. Ellos reconocen que este niño es propiedad de Dios y salvación para todos los pueblos.

La bendición de las velas es un símbolo de la luz de Cristo que los asistentes se llevan consigo. Prender estas velas en algunos momentos particulares de la vida, no tiene que interpretarse como un fenómeno mágico, sino como un ponerse simbólicamente ante la luz de Cristo que disipa las tinieblas del pecado y de la muerte.



Vicaría de Pastoral
Arzobispado de Buenos Aires


Movimiento Soledad Mariana

"Soledad Mariana" es un Movimiento de espiritualidad mariana y contemplativa, fundado en la Argentina en 1973, por el monje trapense Bernardo Olivera, actual Abad del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles de Azul, provincia de Buenos Aires.